Ir al contenido principal

Desfase

Yendo justo en dirección contraria, y como a estas horas no tengo nada que celebrar, me he puesto a contar los años que tengo. Si cuento desde la fecha de nacimiento, unos días más tarde del gol de Marcelino a los rusos, tengo 47. Pero si cuento uno por uno los años que he vivido, resulta que voy a empezar a vivir el número 49. Ese desfase de un año me tiene completamente trastornado, y no alcanzo a entender la razón del mismo.

Lo voy a dejar para otro día que tenga más luces.

Comentarios

  1. Eso me recuerda a cuando de pequeños nos decían que teníamos 11 dedos y nos lo colaban, mientras se nos quedaba cara de pensar "¿Dónde está el truco que no lo pillo?".

    "Extiende los dedos y mira: cogiendo el meñique de una mano, contaban: 10; el anular, 9; el corazón, 8; el índice, 7; pulgar, 6; y....más 5 de la otra mano igual a 11"

    ¡Hala, para que lo pienses junto con lo de los años!

    ResponderEliminar

Publicar un comentario

Entradas populares de este blog

Declaración de intenciones

Las lágrimas se guardan para los entierros, y la vida hay que buscarla allí donde lo dejan a uno. En una casa buena de Cádiz o en el infierno. Donde sea, donde se pueda El asedio, de Arturo Pérez Reverte Esta es la sabiduría de Felipe Mojarra, salinero, de la Isla, de barro hasta las rodillas y que pelea contra el francés, en el año de 1811, en la Bahía de Cádiz, sin saber por qué. Y esa es la que buscaré compartir con vosotros cada mañana desde este rinconcito de la red. ¡Qué gusto volver a escribir!
Se me va poblando el cielo de rostros y corazones, se va volviendo mi hogar, llenándoseme de nombres. No es ya un extraño país lejano en el horizonte, es cita donde me aguardan pupilas que me conocen, labios que me dieron besos, pieles que llevan mis roces. Se me va poblando el cielo de rostros y corazones, de gestos ya conocidos de amor, de abrazos que acogen, en los que revivir puedo amadas palpitaciones, y tantos y tantos sueños que aguardan consumaciones. Se me va poblando el cielo de rostros y corazones: me gusta saber que Dios prepara para los hombres Paraísos que permiten recuperar los adioses. Allí se me van llegando uno a uno mis amores, con besos hoy silenciosos que tendrán resurrecciones. Se me va poblando el cielo de rostros y corazones, se va volviendo mi hogar, llenándoseme de nombres.