Como no tengo nada serio que aportar a la humanidad, y no me acuerdo de
casi nada, me he ofrecido a la Universidad del Sur de California para
que experimenten conmigo lo que tanto éxito ha tenido con las ratas. Resulta que les han implantado unos electrodos en su
cerebro para que recuperen la memoria. La histórica no, la normal, la de
a ver dónde he puesto el queso y todo eso. Por lo visto, ha funcionado,
y las ratas ahora se acuerdan de todo. Hasta de quien es el hijoputa
que le ha puesto el cable en el cerebro. Que se prepare.
Las lágrimas se guardan para los entierros, y la vida hay que buscarla allí donde lo dejan a uno. En una casa buena de Cádiz o en el infierno. Donde sea, donde se pueda El asedio, de Arturo Pérez Reverte Esta es la sabiduría de Felipe Mojarra, salinero, de la Isla, de barro hasta las rodillas y que pelea contra el francés, en el año de 1811, en la Bahía de Cádiz, sin saber por qué. Y esa es la que buscaré compartir con vosotros cada mañana desde este rinconcito de la red. ¡Qué gusto volver a escribir!
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