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Navidad. Sin cuentos

-      “A ver, los renos a un lado y los camellos a otro, venga esa cadena, que no se pare!!!”

Oyendo el anuncio de aquel centro comercial para esta Navidad, se preguntaba la mula qué renos ni qué camellos ni qué carajo, si quienes habían hecho la guardia de Aquella Noche eran ella y el buey.

Comentarios

  1. Aquella noche, Aquella Mujer había dado a luz a su Hijo.
    Sólo brigadas por la paja y la respiración de la mula y el buey.
    Después del largo viaje y el parto, aquella cuadra le pareciò el más dulce hogar abrazando a su hijo y contemplada con admiración por su esposo.

    Nada de soculenta cena.
    Ni de luces de colores.
    Ni espumillón.
    Ni el corteingles había abierto sus puertas.

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Declaración de intenciones

Las lágrimas se guardan para los entierros, y la vida hay que buscarla allí donde lo dejan a uno. En una casa buena de Cádiz o en el infierno. Donde sea, donde se pueda El asedio, de Arturo Pérez Reverte Esta es la sabiduría de Felipe Mojarra, salinero, de la Isla, de barro hasta las rodillas y que pelea contra el francés, en el año de 1811, en la Bahía de Cádiz, sin saber por qué. Y esa es la que buscaré compartir con vosotros cada mañana desde este rinconcito de la red. ¡Qué gusto volver a escribir!
Se me va poblando el cielo de rostros y corazones, se va volviendo mi hogar, llenándoseme de nombres. No es ya un extraño país lejano en el horizonte, es cita donde me aguardan pupilas que me conocen, labios que me dieron besos, pieles que llevan mis roces. Se me va poblando el cielo de rostros y corazones, de gestos ya conocidos de amor, de abrazos que acogen, en los que revivir puedo amadas palpitaciones, y tantos y tantos sueños que aguardan consumaciones. Se me va poblando el cielo de rostros y corazones: me gusta saber que Dios prepara para los hombres Paraísos que permiten recuperar los adioses. Allí se me van llegando uno a uno mis amores, con besos hoy silenciosos que tendrán resurrecciones. Se me va poblando el cielo de rostros y corazones, se va volviendo mi hogar, llenándoseme de nombres.