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Mostrando entradas de enero, 2012

El ciclo de la vida

Estaba tan contento porque iba a celebrar su catorce cumpleaños, que decidió prepararse la ropa que se iba a poner. Ir guapo ese día era fundamental. Aunque era pleno invierno optó por una camiseta fresquita de verano, una sudadera de entretiempo, y encima una chaqueta de chándal. Por abajo sus pantalones preferidos, sin cinturón, sus calzoncillos de enseñar la parte de arriba, y sus zapatillas nuevas, de marca. Fue tanta la concentración que puso en este ejercicio de preparación que olvidó que en cada pie solo va un calcetín, y metió un par en cada zapato. Le pareció que así quedaba mejor el conjunto, a los pies de la cama, esperando a cubrir su cuerpo. Con el paso de los años cometía cada día nuevos despistes. A cual más chirene. Y cuando los comentaba en las comidas de Navidad, en su familia recordaban siempre lo de los calcetines. Y al ver que su hijo, el día que cumplia catorce años, repetía exactamente el mismo tonto desliz, se dió cuenta de que el ciclo se repe

Orden y caos

Cuando Dios creó el mundo, lo que hizo fue poner orden en el caos, pero luego, instalados el hombre y la mujer en medio de la creación, las cosas volvieron a tender al caos. Y Dios, visto el infortunio, se desanimó, y alentó a todo tipo de descerebrados para devolver la creación a su estado caótico inicial, y así recrearlo todo de nuevo. Así vinieron los señores feudales, los lores británicos y, más modernamente. el FMI y las agencias de calificación de riesgos. Sin embargo, las cosas permanecen en un estado semicaótico que no es ni chicha ni limoná, así que ha puesto todo en manos de uno de mis hijos, el cual es capaz de sembrar el desorden más grande en cinco minutos en diez metros cuadrados. Yo creo que ahora sí.

Feliz año nuevo

Cuando el 8 de enero te desean feliz año, y lo hacen porque es la primera vez que te ven desde Nochevieja, te preguntas hasta cuando le desean feliz año a uno si no lo ven desde Nochevieja, porque está claro que en marzo o en abril esto no pasa. Yo suelo sonreir mucho y decir "igualmente", que parece muy educado pero es una descortesía tremenda, como si dices buenos días, por la mañana, y te contestan "igualmente", a quién se le ocurre. Pero nadie se molesta, y he pensado que es porque si sonríes a alguien ni se fija en lo que dices.

Era eso.

Según un estudio publicado en el BMJ (British Medical Journal) las capacidades del cerebro, como la memoria, el razonamiento y la comprensión, pueden empezar a deteriorarse a partir de los 45 años de edad. Más concretamente, dice que las personas entre 45 y 49 años hemos perdido ya el 3,6% de nuestra capacidad de razonar. Eso es lo que yo notaba, que iba perdiendo facultades mentales, que me quedaba sin palabras, que decía algunas que eran consideradas melonadas por los humanos de mi entorno. Sin embargo, no había podido precisar que eso pasara a un ritmo de decrecimiento del 3,6% cada cuatro años. A mí me parecía más. El estudio no detalla las posibles causas del deterioro. Y casi mejor, porque si lo hiciera no podría dormir pensando en que no he comido suficientes zanahorias, en que no he ido nunca a la ópera, en que he cruzado demasiados semáforos en rojo (a lo mejor, el 3,6% de los que estaban en ámbar), en que a mi dieta siempre le ha faltado vitamina B-12, o en que

Que fundamento ni fundamento

La novela que estoy leyendo empieza con la advertencia al lector de que el libro tiene una falta de fundamento histórico impresionante. Es de agradecer. Pero yo creo que la historia, en sí, tampoco tiene ningún fundamento. También creo que lo que ahora vivimos, la era del inicio del inicio, tiene menos fundamento todavía. Así que si lo real no tiene fundamento, ¿para qué pedírselo a los libros? Yo, que soy en algunos detalles un adelantado a mi tiempo, ya decidí en su momento que este blog carecería del más mínimo rigor y fundamento, que los hechos que en él se describen pueden haber pasado o no, que las personas que se pintan como bondadosas pueden ser unas arpías y viceversa, y que yo mismo no tengo ni idea ni de quien soy. Por eso me limito a rebuscar en el tupido bosque del sinsentido una palabra que haga sonreir. Con eso basta, y que se dejen de fundamentos.

Compartir la mesa en Navidad

Vaya vacaciones más accidentadas. Una noche mi tia Inés se atragantó con la espina de un bacalao al pil pil. No lo notamos hasta que llevaba diez minutos sin hablar, ella, que no calla ni debajo del agua. Cuando la miramos, su piel estaba morada y boqueaba buscando el aire que no tenía. Mi hermano le dió un golpe en la espalda que le sacó la espina y la dentadura. Y que a los demás nos dejó en estado de shock porque pensamos que la había matado. Otro día, mi mujer, sin que nadie le diera un golpe en la espalda, se desplomó sobre unos espaguettis bolognesa, perdiendo en el acto la conciencia y poniéndose perdida de tomate. Terminamos en urgencias, en donde se personó con la cuenta el dueño del restaurante, en un acto de delicadeza extrema que en el momento, agobiado como estaba, no supe valorar en su justa medida. Ahora valoro más comer sólo, aunque sea un bocadillo.

Tazones

Tonto es el que hace tonterías, decía la madre de Forrest Gump. Y yo soy una de las personas que con más intención trata de hacer realidad la sentencia. Esta mañana he ido a comprar tres tazones de desayuno, para los chicos, que somos los que desayunamos cereales, y hasta ahora lo hacemos en platos, en vasos, en boles, pero no en tazones, que es lo suyo. Me he recorrido tres tiendas hasta encontrar los tazones con los que siempre hemos soñado. Ibamos los tres juntos y cada uno ha elegido su tazón. El Xavi uno de Goofy, Andoni uno de mariquitas y yo otro de mariquitas, porque no había más. Hemos llegado a casa tan contentos y amatxu ha dado su desaprobación, con la cual ya contábamos, y los hemos lavado, cada uno el suyo, y los hemos colocado juntos delante de los platos hondos. Hemos pasado la tarde mirando el techo pensando en el desayuno de mañana. Y esta noche, al sacar los platos hondos para la cena, se me han caído los tres tazones al suelo haciendose pedazos. Luego los he recogid

Traspaso de marrones

El inicio del inicio tiene su explicación en que la desviación de dos puntitos en el déficit público parecen una tontería, pero son 20.000 millones de euros. En las fechas anteriores a la toma de posesión del nuevo gobierno las delegaciones del PSOE y del PP estuvieron hablando cordialmente sobre el traspaso de poderes, y sobre el traspaso de marrones. De las reuniones salían todos con una sonrisa de oreja a oreja, pues no son tan malos, estos rojos, decían unos, pues no son tan fachas, decían otros, ji, ji, ja, ja. Ahora hemos descubierto que la pregunta acerca de cuánto hay en la caja, o de cuánto falta en la caja, no se hizo, y resulta que en el caja hay menos de lo que se esperaba el PP. Ana Mato se dio cuenta cuando fue a pagar la nueva alfombra de IKEA de su despacho, al que quiere dar un aire más funcional. Fue a por chines, y a ver, a ver... pues no que me faltan 16 billones de pesetas, va a tener que volver usted mañana. Si es que nunca sé donde pongo el dinero su

El inicio del inicio

En lo que llaman el inicio del inicio, el nuevo Gobierno ha empezado por tocar los cojones , digo los puentes. Todos los Santos y la Constitución, que caen en jueves, se van al viernes. Como van a tener tres o cuatro cosas que lidiar con Rouco, no se han atrevido con la Navidad, la cual se mantiene el martes 25 de diciembre, con lo gracioso que hubiera sido celebrarla el 24 y adelantar la Nochebuena al 23, como hice yo un año que la gente se iba a esquiar. El problema es que en el calendario que todo el mundo tiene ya colgado en la cocina de su casa, el de la BBK, no aparecen recogidos tales cambios, y va a ser peor el remedio que la enfermedad, los rojos en negro y los negros en rojo, y luego, al lado, el calendario de la escuela, el del Instituto, el de las piscinas, el de la escuela de baile, que hacen falta dos paredes, todos diferentes, un desastre.

Guarradas

Hay muchas maneras de comer langostinos. Mi hijo no conoce ninguna de ellas, y por eso les arranca las patitas de un bocado y las escupe después, esparciéndolas en un radio mayor que el del plato que tiene delante. Luego procede a quitarles la cáscara, también con los dientes, y sigue escupiendo restos, a la vez que con otra parte de la boca mastica y degluye. Ya sé, que qué padres tiene, que menuda educación en la mesa, que así no se le puede llevar a comer a ningún lado... Sí a todo, para qué discutir, pero a mi modesto entender tenéis una manera muy estrecha de entender el proceso evolutivo de la humanidad, excesivamente centrada en lo formal. Y hay gente muy fina delante de los cubiertos que hace auténticas guarradas, por ejemplo, con el dinero de los otros.