Tonto es el que hace tonterías, decía la madre de Forrest Gump. Y yo soy una de las personas que con más intención trata de hacer realidad la sentencia. Esta mañana he ido a comprar tres tazones de desayuno, para los chicos, que somos los que desayunamos cereales, y hasta ahora lo hacemos en platos, en vasos, en boles, pero no en tazones, que es lo suyo. Me he recorrido tres tiendas hasta encontrar los tazones con los que siempre hemos soñado. Ibamos los tres juntos y cada uno ha elegido su tazón. El Xavi uno de Goofy, Andoni uno de mariquitas y yo otro de mariquitas, porque no había más. Hemos llegado a casa tan contentos y amatxu ha dado su desaprobación, con la cual ya contábamos, y los hemos lavado, cada uno el suyo, y los hemos colocado juntos delante de los platos hondos. Hemos pasado la tarde mirando el techo pensando en el desayuno de mañana. Y esta noche, al sacar los platos hondos para la cena, se me han caído los tres tazones al suelo haciendose pedazos. Luego los he recogido, he llorado y me he acordado de Forrest Gump. Mañana será otro día y será igual que hoy: un día sin tazones para desayunar.
Egun on, MIkel. Tienes razón en lo de las chanclas, y lo apunto para tratarlo en una próxima digresión, pero, hablando de ropa, yo creo que cada edad tiene su manera propia de vestir. Y que cualquier otra le es impropia. Lo digo sin rigideces y sin formalismos. La amplísima variedad que se ofrece en las tiendas ya da como para no tener que vestir con cincuenta como si se tuvieran veinte. Hay un momento de la vida en el cual determinadas partes del cuerpo deben permanecer ocultas a la vista de los demás. De esto no tengo ninguna duda. Por ejemplo, las piernas, en todo lo que ellas comprenden, desde el tobillo hasta la ingle. También la barriga, en un radio de un metro y medio desde el ombligo. O los brazos, desde la muñeca hasta el hombro. A partir de los cuarenta y pico eso ya no se enseña a nadie. Ni a uno mismo, si no es para lavar. La profusión capilar, cuando se da, convierte esas partes de algunos cuerpos en espectáculos especialmente repulsivos y deleznables. Así, y en mi o
¡Eso es un pleno a la desdicha!
ResponderEliminar¡JOBAR TÚ!
Nada que no se pueda arreglar con otra visita al bazar (¡a lo mejor ya se han terminado los de las mariquitas y hay modelos nuevos!) Y además, el sábado es 7; te van a costar la mitad!
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