El otro día, cuando fui a guardar el patinete, que no sé que hace siempre en el medio de todo, me encontré con que la puerta, recién pintada de blanco por fuera, estaba sin pintar por dentro. El detalle me pareció de un cutre insoportable. Pero como a nadie parecía importarle un pito, empecé yo también a dejar las cosas a medio hacer, porque tengo mucho trabajo y no puedo estar en todo. Así que el pisto lo puse con el calabacín crudo y en las patatas fritas puse en mitad del plato unas patatas sin hacer. En cuanto a la ropa sucia, dejé sin lavar dos camisas de mi señora. Y con relación al lavado de la vajilla, dejé tres platos fuera, para usar con restos de la comida anterior fosilizada. Y en mi casa se molestaron. Pues no me lo explico, porque lo de la puerta les da igual
Mikel somos todos los que hemos perdido algo antes de tiempo. El padre, las ganas, el anillo de boda... Mikel somos todos los que hemos enfermado mal y pronto. Mikel somos los que, pese a lo uno o a lo otro, todavía conservamos el interés por levantarle la falda a la vida, a ver qué lleva debajo. Mikel es también el nombre de mi sobrino, al que a veces despierto con este guiño por las mañanas.