Andaba el camarero fregando unos cacharros y ordenando algunas cosas. Y nos fuimos llegando hasta la barra respetando su laborioso quehacer y sin atrevernos a interrumpirlo. Uno leía el periódico, la otra se miraba en el espejo del fondo y se arreglaba unos pelos que no había por donde arreglar, otro de quitaba la mierda de las uñas con un mondadientes y yo miraba la escena esperando que pasara algo digno de ser contado en un egunon.
Acabó, levantó la mirada y dijo a ver dígame. Los siete pensamos es a mí y contestamos todos a la vez:
- un cortado a la plancha corto de café croissant templado muy caliente suizo en vaso descafeinado sin espumita con doble de azúcar con leche bollo mantequilla de cafetera tostada a la plancha de sobre con mermelada de albaricoque con la leche del tiempo.
Ni parpadeó. Se puso a hacer lo que tenía que hacer y en menos de un minuto cada uno tenía lo suyo en su sitio.
Un profesional.
Acabó, levantó la mirada y dijo a ver dígame. Los siete pensamos es a mí y contestamos todos a la vez:
- un cortado a la plancha corto de café croissant templado muy caliente suizo en vaso descafeinado sin espumita con doble de azúcar con leche bollo mantequilla de cafetera tostada a la plancha de sobre con mermelada de albaricoque con la leche del tiempo.
Ni parpadeó. Se puso a hacer lo que tenía que hacer y en menos de un minuto cada uno tenía lo suyo en su sitio.
Un profesional.
Haberlos, haylos.
ResponderEliminar