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El cuento en que vivimos (relato compartido)

¿Por qué no contamos entre todos el cuento en el que estamos viviendo?

Venga, empiezo yo:

Erase una vez un señor de barba que pronunciaba mal la ese y gobernaba un país en el que las personas comían todas las noches tortillas de patata.

Comentarios

  1. Cuando salió elegido dijo que iba a haber transparencia en las actuaciones del Gobierno y que no iba a realizar recortes en Sanidad ni en Educación.

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  2. Por causa de su defecto logopédico, evitaba decir palabras que terminaran en ese, como chorizos, o Bárcenas.

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  3. A consecuencia de repetir incesantemente la palabra transparencia, que a la dificultad de la ese añade la de que ésta va a caballo entre otras dos consonantes, la ene y la pe, tuvo un día un colapso episódico, y llamó a la Ministra de Sanidad para que le mandara un médico al Palacio desde el cual gobernaba la nación, que era única e indivisible, por causa de su Constitución.

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  4. La Ministra, sin embargo, ocupada como estaba en inflar unos globos para la fiesta de cumpleaños de su hijo el pequeño, no oyó el móvil, y no pudo recibir el encargo.

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  5. Y no nos olvidemos con nuevos capítulos que Bárcenas va y viene y no se detiene, gracias a sus sobres, esquiando (y no en Sierra Nevada precisamente)... mientras los demás seguimos siendo, cada vez, más especialistas en tortillas de patata porque, gracias a Dios, huevos no nos faltan.

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  6. Cuenta Pilar que el gobernante de la barba, que no puede decir Bárcenas porque acaba en ese pasa el muerto (mejor dicho el vivo) a la Sra. Fátima Bañez, por no utilizar a alguien del inem (total con los que aglutina) para hacerle llegar un sobre (que de esto si entiende) con la petición por escrito.

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  7. Llama entonces al de los sobres, ¡a ver, el de los sobres!, lo cual le produce un rebrote de su enfermedad, al ser una palabra con dos eses, y el de los sobres viene en su escúter y se va con el recado a casa de la vicepresidenta, cuyo nombre empieza por ese y cuyo aprellido, compuesto, tiene dos palabras que empiezan por ese (S. S de S.). Dios, qué cruz

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  8. Al de la escúter, por aquello de los recortes, le habían cambiado la yamaha por una mobilette cady a la que había que dar pedales al subir Serrano, y llegó despichado a su destino, cagándose en las putas de Haro y en cosas más feas, por lo que al llegar a casa de la Ministra (S.S de S. también tenía una fiesta de cumpleaños, aunque sin globos) recibió una reprimenda del Ministro de Educación, que había ido a la fiesta a ver si podía utilizar a los niños allí presentes en un espot que publicitara el nuevo que promovía, y que consistía en que los niños estudiaran por un lado y las niñas por el otro, en suprimir mariconadas como la educación para la ciudadanía, y en volver a aulas de cincuenta alumnos.

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  9. Como huevos no nos faltan, va la gente y se manifiesta por la Castellana, como todos los sábados, y le cantan a los ministros aquello de "hasta los huevos, estamos hasta los huevos, hasta los hueeeeevoooos, estamos hasta los huevos", con la musiquilla de la guantanamera.

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