Solo quiero decir tres cosas, porque al día de la Tercera Gabarra le empiezan a sobrar palabras. Así que comparto una confesión, una constatación y una sensación. Me confieso emocionado y agradecido por haber empezado el día en Radio Popular, en una de las casas más genuinas del Athletic Club, desde la que se ha servido tantas veces el bacalao, cantado, narrado y descrito por Fede Merino, Jose Iragorri, Raúl Jiménez y Koldo Campo. Constato que el día de ayer estuvo lleno de belleza. De imágenes bellísimas de barcos, paisajes verdes, agua generosa, casas de colores rojos y blancos y personas felices, de todas las edades, bañadas por el sol radiante y amable de la primavera. Imágenes que quedarán grabadas, además de en la memoria del móvil, en la de la gente que los llevaba. En su memoria personal y en la colectiva. Y como la belleza genera belleza, y detrás de ella viene la bondad, hoy tengo más motivos para ser optimista. Y tercero, la sensación, que tiene que ver con el
Egun on, Mikel. Cada vez estoy más harto de la vida en sociedad. Impone unos rigores del todo antagónicos con mi personalidad, o estado. Hasta en la tribuna. Resulta que en un córner, la pelota, después un despeje, un remate, rebotar en dos cuerpos y pegar en el larguero, fue rechazada por nuestro portero con gran alivio de la hinchada local y gran enojo de los visitantes, que reclamaban la concesión del gol. Una de estas últimas demandantes estaba sentada a mi derecha. Como estábamos a setenta metros del lugar de los hechos, más o menos desde donde se sacó esta foto, como desde ahí es imposible saber si lo que se mueve es un futbolista o un conejo, como la línea de gol no se ve porque la portería está en cuesta, como la señora portaba unas gafas cuyos vidrios eran tan gruesos como los de las mías y como parecía una mujer amable pese a sus gritos desaforados, me atreví con un comentario bienintencionado con el que aliviar esa tensión que amenazaba con provocarle una arritmia cardiaca,