Como me gustan mucho los números, y si no hago algo me aburro en los viajes, mirando al reloj y al tiempo que falta para llegar, al pasar por el kilómetro uno de la autopista puse a 0 el cuentakilómetros del coche. Por hacer algo. Sin un objetivo concreto, no penséis. A nada que seáis un poquito despiertos, os daréis cuenta de que, si las cosas son como son, en el kilómetro 28 de la autopista debería marcar 27 en el cuentakilómetros del coche, que en el 52, 51, y en el 275, 274, y así. Pues bien, cuando llegué al kilómetro 42 de la autopista, el coche marcaba 41,6, y no 41, como era de esperar. Y en el kilómetro 226, el coche marcaba 223,2. Me puse a hacer cálculos con el cerebro, a ver si el desfase entre cómo cuenta los kilómetros mi coche y cómo los operarios de la empresa concesionaria de la autopista sigue alguna proporción, constante o inconstante. Me salía que, o mi coche cuenta 12,38 metros de menos en cada kilómetro, o los operarios de la A-68 12,38 de más. Pero lueg
Mikel somos todos los que hemos perdido algo antes de tiempo. El padre, las ganas, el anillo de boda... Mikel somos todos los que hemos enfermado mal y pronto. Mikel somos los que, pese a lo uno o a lo otro, todavía conservamos el interés por levantarle la falda a la vida, a ver qué lleva debajo. Mikel es también el nombre de mi sobrino, al que a veces despierto con este guiño por las mañanas.