Ir al contenido principal

Entradas

Mostrando entradas de mayo, 2013
Egunon Mikel: el otro día, en el Lidl, al verme coger el Listerine, me dijo un señor: - Uy, yo eso ya no compro, que me hace un daño terrible en el estómago. - Ya, pero es que no hay que tragar, contesté. - Ah, dijo. Y se fue.

Un año, ya

Egunon, Mikel: hoy hace un año que murió Alberto, tu padre. Y mi hermano. Se ha perdido lo de Bárcenas y lo de Urdangarín. Anda que no hubiéramos echado risas hablando de chorizos. También se ha perdido verte recuperarte como un campeón. Y eso sí que le hubiera gustado. ¿Sabes de qué me acuerdo muy bien? El día que te operaron por primera vez, el 21 de mayo, se levantó de la cama a atendernos a tu tía Lidia y a mí, que fuimos a hacerle compañía esa mañana. Nos preparó sandwiches calientes y huevos con chistorra para comer. Memorables. Es como si hubiera querido dejar claro, cuando más falta hacía, que aquí estoy yo. Y aunque tú no te dieras cuenta, porque estabas hasta arriba de anestesia, ese buen rollo se trasmitió por el aire de Bilbao hasta el quirófano, y se convirtió en precisión al llegar al bisturí con el que el cirujano trasteaba en tu cabeza. Luego no es de extrañar las notazas que estás sacando, lo majo que estás y la guapura que te crece. Por dentro será otra cosa,

Kansas City, tenemos un problema

Egunon Mikel: no dejo de darle vueltas al problema de la señora cantando en el avión. Sí, ya sé que hay cosas más importantes, pero es que no se me va la canción de la cabeza, y detrás de la canción va el avión, y los pobres pasajeros, y el comandante, llamando a la torre de control del aeropuerto internacional de Kansas City, en el Estado de Misuri, si, aquí vuelo JKK134 llamando a torre de control, ¿me recibe?, le recibo alto y claro, pido permiso para aterrizar, qué le ocurre, una pasajera viene alterando el orden público, ¿va armada?, afirmativo, qué tipo de armamento, corrosivo, cómo corrosivo, si, lleva cuatro horas cantando a grito pelao, a ver, JKK134, deje de tocar las pelotas, yo no toco nada, torre de control, tengo al pasaje en pie de guerra y la tripulación se ha vuelto loca y le están haciendo los coros, a ver, JKK, dame el tono a ver si podemos seguir la melodía desde aquí, cómo, nada, hombre, una broma para distender el ambiente, permiso concedido para el aterrizaje,

I will allways love you

Egunon Mikel: a veces leo la prensa y creo que estoy leyendo el egunon de hace un par de años, de cuando tenía el radar permanentemente orientado al lado estúpido de la vida. O a lo mejor es que a la gente le ha dado por hacer el chorra sin recato, o que los periodistas no tienen otra cosa que contar, yo que sé. Hoy he leído en La Vanguardia que en un vuelo de Los Angeles a Nueva York, una pasajera se puso a cantar sin parar aquella canción de Withney Houston en la película "El guardaespaldas", I will allways love you, y tal y tal. Debía hacerlo a voz en grito, y además no paraba, por lo cual, la azafata, primero, y el sobrecargo, después, le llamaron la atención, señora, que está molestando, y ella que siempre te querré, dale que te pego, hasta que salió el comandante, señora, que su voz interfiere con los instrumentos de vuelo, y nada, que te querré toda la vida, señora, que quedan seis horas de vuelo. Y luego la tripulación tuvo que contener al pasaje, que decía que o

A qué olerá San Mamés

Egunon Mikel: me pregunto a qué olerá el nuevo campo del Athletic. Vaya chorrada, dirás. Pues no. Porque mi mejor recuerdo de San Mamés es el primero. El de un día de 1973 en el que el Athetic ganó dos cero al Oviedo, con goles de Arieta, y yo me senté junto a mi padre casi a ras de césped, en la cuarta fila de la preferencia sur, la de Capuchinos. De calle, claro, que entonces no íbamos ninguno vestido de rojiblanco. El culo, sobre la almohadilla roja con el escudo de La Misericordia que alquilaban por un duro a la entrada, para aguantar dos horas en los bancos de madera corridos. Y no me acuerdo de aquel partido por la victoria, que más bonitas y más trascendentales he vivido en 36 años de ir a la Catedral. Sino por el olor. A habano y a hierba húmeda. Y a alcohol. Por la grada se paseaba un señor con chaqueta blanca cargado con un balde con hielos, latas y botellas y gritando que "hay coñac, ginebra, coca cola, cerveza", y mucha gente compraba. Mi padre se tom