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Kansas City, tenemos un problema

Egunon Mikel:

no dejo de darle vueltas al problema de la señora cantando en el avión. Sí, ya sé que hay cosas más importantes, pero es que no se me va la canción de la cabeza, y detrás de la canción va el avión, y los pobres pasajeros, y el comandante, llamando a la torre de control del aeropuerto internacional de Kansas City, en el Estado de Misuri, si, aquí vuelo JKK134 llamando a torre de control, ¿me recibe?, le recibo alto y claro, pido permiso para aterrizar, qué le ocurre, una pasajera viene alterando el orden público, ¿va armada?, afirmativo, qué tipo de armamento, corrosivo, cómo corrosivo, si, lleva cuatro horas cantando a grito pelao, a ver, JKK134, deje de tocar las pelotas, yo no toco nada, torre de control, tengo al pasaje en pie de guerra y la tripulación se ha vuelto loca y le están haciendo los coros, a ver, JKK, dame el tono a ver si podemos seguir la melodía desde aquí, cómo, nada, hombre, una broma para distender el ambiente, permiso concedido para el aterrizaje, ¿avisamos al FBI?, y a la guardia nacional, ¿permiso para entrar en el avión con material antidisturbios?, concedido, ¿permiso para echar mano del catering si se dilata la cosa?, concedido, aterrice entonces JKK 134, gracias torre de control....

Hay situaciones en la vida en las que tienes que pedir a los demás cosas muy tontas, vete acotumbrándote.

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Las lágrimas se guardan para los entierros, y la vida hay que buscarla allí donde lo dejan a uno. En una casa buena de Cádiz o en el infierno. Donde sea, donde se pueda El asedio, de Arturo Pérez Reverte Esta es la sabiduría de Felipe Mojarra, salinero, de la Isla, de barro hasta las rodillas y que pelea contra el francés, en el año de 1811, en la Bahía de Cádiz, sin saber por qué. Y esa es la que buscaré compartir con vosotros cada mañana desde este rinconcito de la red. ¡Qué gusto volver a escribir!
Se me va poblando el cielo de rostros y corazones, se va volviendo mi hogar, llenándoseme de nombres. No es ya un extraño país lejano en el horizonte, es cita donde me aguardan pupilas que me conocen, labios que me dieron besos, pieles que llevan mis roces. Se me va poblando el cielo de rostros y corazones, de gestos ya conocidos de amor, de abrazos que acogen, en los que revivir puedo amadas palpitaciones, y tantos y tantos sueños que aguardan consumaciones. Se me va poblando el cielo de rostros y corazones: me gusta saber que Dios prepara para los hombres Paraísos que permiten recuperar los adioses. Allí se me van llegando uno a uno mis amores, con besos hoy silenciosos que tendrán resurrecciones. Se me va poblando el cielo de rostros y corazones, se va volviendo mi hogar, llenándoseme de nombres.