Ir al contenido principal

Entradas

Mostrando entradas de abril, 2014

El coronel no tiene quien le escriba

Egunon Mikel,  Te pongo aquí el final de "El coronel no tiene quien le escriba". Ojalá te animes a leer el resto. Y que esa sea la manera de empezar a leer al mejor contador de historias en lengua castellana de cuantos me alcanzan la memoria y mis rudimentarios conocimientos. Ayer murió Gabo, el inolvidable García Márquez. Habla de un coronel arruinado que vive con su mujer, y cuya única esperanza es que el gallo que crían gane una pelea. El coronel no supo si había oído esa palabra antes o después del sueño. Estaba amaneciendo. La ventana se recortaba en la claridad verde del domingo. Pensó que tenía fiebre. Le ardían los ojos y tuvo que hacer un gran esfuerzo para recobrar la lucidez.   - Qué se puede hacer si no se puede vender nada -repitió la mujer.   - Entonces ya será veinte de enero -dijo el coronel, perfectamente consciente-. El veinte por ciento lo pagan esa misma tarde.  - Si el gallo gana -dijo la mujer-. Pero si pierde. No se te ha ocurrido que el gallo

Mira detrás

Egunon Mikel, Hoy voy a hablarte de inteligencia. En contra de lo que dicen algunos, debo explicarte que no hay personas listas y personas tontas. Antes bien, en las personas, en todas las personas, dosis más o menos altas de inteligencia conviven con dosis más o menos altas de estupidez. En algunas personas hay más de inteligencia que de estupidez, como es tu caso o el de tu madre. Y en otras personas hay más de estupidez que de inteligencia, como es el caso de Cristiano Ronaldo o el mío propio. En fin, hay personas que tienen un 50% de inteligencia y otro 50% de estupidez. Estas son las más desconcertantes, porque cuando las ves venir nunca sabes a qué atenerte. La inteligencia, cualquier inteligencia, es un potencial, más que una cualidad. Y desarrollarla depende de muchas cosas, pero sobre todo, del entorno que uno tenga y de los huevos que le eche. De ahí que personas con 140 de coeficiente intelectual terminen delinquiendo y en la cárcel, o sumidas en el pozo de las drogas,