Egunon Mikel, Te pongo aquí el final de "El coronel no tiene quien le escriba". Ojalá te animes a leer el resto. Y que esa sea la manera de empezar a leer al mejor contador de historias en lengua castellana de cuantos me alcanzan la memoria y mis rudimentarios conocimientos. Ayer murió Gabo, el inolvidable García Márquez. Habla de un coronel arruinado que vive con su mujer, y cuya única esperanza es que el gallo que crían gane una pelea. El coronel no supo si había oído esa palabra antes o después del sueño. Estaba amaneciendo. La ventana se recortaba en la claridad verde del domingo. Pensó que tenía fiebre. Le ardían los ojos y tuvo que hacer un gran esfuerzo para recobrar la lucidez. - Qué se puede hacer si no se puede vender nada -repitió la mujer. - Entonces ya será veinte de enero -dijo el coronel, perfectamente consciente-. El veinte por ciento lo pagan esa misma tarde. - Si el gallo gana -dijo la mujer-. Pero si pierde. No se te ha ocurrido que el gallo
Mikel somos todos los que hemos perdido algo antes de tiempo. El padre, las ganas, el anillo de boda... Mikel somos todos los que hemos enfermado mal y pronto. Mikel somos los que, pese a lo uno o a lo otro, todavía conservamos el interés por levantarle la falda a la vida, a ver qué lleva debajo. Mikel es también el nombre de mi sobrino, al que a veces despierto con este guiño por las mañanas.