- Papá, quiero ser demonólogo. Jose Antonio era un chaval simpático cuyo hobbie eran las posesiones demoníacas y que, cuando se levantaba cada mañana, siempre de buen humor, echaba un vistazo a su alrededor para ver lo que el príncipe de las tinieblas había hecho con el mundo mientras dormía. - ¿Eso qué es?, preguntó su padre. - Un demonólogo es un experto en Satanás. Estaba tan acostumbrado a las melonadas del chaval que pensó que esta era otra más. Pero no. Se fue al Seminario, lo ordenaron cura, y ahora dedica su tiempo a intentar que la Iglesia vuelva a dar miedo. Me lo encontré en León, donde daba una conferencia en la que decía que Dios provocará una peste, o un hambre, o una guerra , en 10 o 15 años. Para purificar el mundo, decía. Uno se levantó, le dijo que estaba bien purificar el aire de vez en cuando, pero que no ve a Dios trabajando en el servicio de limpieza. También le dijo que, puestos a purificar, imaginaba a Dios sacando de la Iglesia a todos los que, co
Mikel somos todos los que hemos perdido algo antes de tiempo. El padre, las ganas, el anillo de boda... Mikel somos todos los que hemos enfermado mal y pronto. Mikel somos los que, pese a lo uno o a lo otro, todavía conservamos el interés por levantarle la falda a la vida, a ver qué lleva debajo. Mikel es también el nombre de mi sobrino, al que a veces despierto con este guiño por las mañanas.