- Papá, quiero ser demonólogo.
Jose Antonio era un chaval simpático cuyo hobbie eran las posesiones demoníacas y que, cuando se levantaba cada mañana, siempre de buen humor, echaba un vistazo a su alrededor para ver lo que el príncipe de las tinieblas había hecho con el mundo mientras dormía.
- ¿Eso qué es?, preguntó su padre.
- Un demonólogo es un experto en Satanás.
Estaba tan acostumbrado a las melonadas del chaval que pensó que esta era otra más.
Pero no. Se fue al Seminario, lo ordenaron cura, y ahora dedica su tiempo a intentar que la Iglesia vuelva a dar miedo.
Me lo encontré en León, donde daba una conferencia en la que decía que Dios provocará una peste, o un hambre, o una guerra, en 10 o 15 años. Para purificar el mundo, decía.
Uno se levantó, le dijo que estaba bien purificar el aire de vez en cuando, pero que no ve a Dios trabajando en el servicio de limpieza. También le dijo que, puestos a purificar, imaginaba a Dios sacando de la Iglesia a todos los que, como él, se dedicaban a decir su nombre en vano.
Lo llamó botarate (persona alborotada y de poco juicio), y se fue.
Y yo me fui detrás
Jose Antonio era un chaval simpático cuyo hobbie eran las posesiones demoníacas y que, cuando se levantaba cada mañana, siempre de buen humor, echaba un vistazo a su alrededor para ver lo que el príncipe de las tinieblas había hecho con el mundo mientras dormía.
- ¿Eso qué es?, preguntó su padre.
- Un demonólogo es un experto en Satanás.
Estaba tan acostumbrado a las melonadas del chaval que pensó que esta era otra más.
Pero no. Se fue al Seminario, lo ordenaron cura, y ahora dedica su tiempo a intentar que la Iglesia vuelva a dar miedo.
Me lo encontré en León, donde daba una conferencia en la que decía que Dios provocará una peste, o un hambre, o una guerra, en 10 o 15 años. Para purificar el mundo, decía.
Uno se levantó, le dijo que estaba bien purificar el aire de vez en cuando, pero que no ve a Dios trabajando en el servicio de limpieza. También le dijo que, puestos a purificar, imaginaba a Dios sacando de la Iglesia a todos los que, como él, se dedicaban a decir su nombre en vano.
Lo llamó botarate (persona alborotada y de poco juicio), y se fue.
Y yo me fui detrás
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