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Mostrando entradas de 2014

Simeón

Simeón era un viejito piadoso y honrado que vivía en el tiempo de Jesús, cuando este nació. Esperaba el consuelo de Israel. Esperaba. Aunque yo conocí a Simeón en París este pasado mes de junio. Vendía llaveros de la torre Eiffel, a un euro la decena, delante la Catedral. Seguía esperando (esperar es lo único que queda a millones de personas en toda Europa, en medio de las risitas de Montoro y de Rajoy). Le compré seis euros de esperanza. Sesenta llaveros que están en la estantería de casa y que regalo cuando alguien espera algo. Simeón murió con los primeros fríos de diciembre, helado en una esquina de la Ille Saint Louis, con unos llaveros en la mano y una sonrisa en los labios. Me dijeron que la noche anterior le vieron hablando con un niño, y después dejar escrito con tiza en la pared de un portal que ya podía morir en paz. A los que sabéis que estos días veréis la cara al mismísimo Dios, feliz Navidad. A los que no, salud.

Mirar para ver

Egunon Mikel: hoy hace 25 años que el ejército de El Salvador asesinó a seis hombres buenos y a dos mujeres inocentes. Te lo cuento porque aquello cambió mi manera de mirar las cosas que pasan. Por aquel entonces conocí a tu tía, con la que después me casé, y, buscando nuestro lugar en el mundo llegamos una mañana de verano, tres años después, al lugar en el que los mataron. A cuatro de ellos los sacaron al jardín, los obligaron a tenderse de boca abajo y los dispararon por la espalda. A dos los buscaron por sus habitaciones y los acribillaron allí mismo. Y a la mujer que cuidaba de la casa y a su hija las mataron también. Murieron abrazadas. La consigna era no dejar testigos. Los mataron porque molestaban, pero murieron porque amaban, dice de ellos hoy Rafa Aguirre en El Correo. Eran Jesuitas. Algunos, como Ignacio Ellacuría, de aquí, de Portugalete. Durante años denunciaron injusticias, asesinatos, torturas, ejecuciones y atrocidades. Se convirtieron en personas incómodas para el

Las cinco cosas más estúpidas del verano

Egunon, Mikel: estas son, en mi modesta opinión, las cinco estupideces más estúpidas del verano que nos deja: Una, el alcalde de Torredembarra estaba convencido de que había malas energías en el ayuntamiento y contrató a unos espiritistas para limpiarlas. Dos, siete personas han muerto en Magaluf practicando balconing. Tres, hemos conocido que un político muy importante ocultó durante años que había tenido escondida una buena cantidad de dinero. Esta estupidez es especialmente irritante. Cuatro, Zara comercializó una camiseta tan parecida a los uniformes de los campos de exterminio nazis que tuvo que retirarla en cuanto protestaron en Israel. Y cinco, después de lo que ha pasado en Gaza, seguir creyendo que todos los niños tienen un ángel de la guarda. Como ves, la estupidez está bien repartida, y no conoce de razas ni de nacionalidades.

Ángeles de la guarda

Egunon, Mikel: en Gaza, anteayer, palestinos e israelíes firmaron una tregua indefinida. En contra de lo que parece, indefinida no significa para siempre, sino hasta que dure, ya se aplique a las treguas o a los contratos. Los ángeles de la guarda de los niños gazatíes no han sido capaces de cumplir la misión que les fue encomendada. Como tantas otras veces en la historia de esto que mal llamamos humanidad, querubes desesperados terminaron girando visita al Altísimo para explicarle que vieron que la mala sangre de muchos hombres es más grande que el corazón de muchos más, y que en eso ha quedado la Creación. ¿O no existen los ángeles de la guarda? ¿O los privatizaron los ricos?

Malditos prejuicios

Egunon Mikel, estaba comiendo con tus primos un plato de pasta. Ví que Ana apartaba algunos trozos, y que Xavi le imitaba, y les pregunté a ver qué. - no me gustan estas setas, contestaron. - no son setas, queridos, son trozos de salchichas blancas. - ah, a ver... ummm, qué buenas las salchichas! Si comes una salchicha en modo seta, no te gusta, pero si te la comes en modo salchicha, sí. Lo cual confirma, una vez más, 1, que nuestros prejuicios conforman la realidad. Si crees que algo es una seta, es una seta (aunque sea una salchicha). Y como seta que es, la apartas del plato. 2, Que los prejuicios determinan las expectativas. Si esperas sabor de seta, aunque sepa a langosta, como no sabe a seta, no te gusta. 3. Que los prejuicios determinan nuestro comportamiento (con los demás). Si una seta no se comporta como una seta, la apartas de tí. Malditos prejuicios...

Idiotas con empeño

Egunon, Mikel: en el minuto 1 de la creación, junto antes de hacer cada uno su aparición en la tierra, Dios le reparte, en cantidades iguales, un poco de sentido común y un poco de estupidez (las inteligencias vienen de fabrica), y le dice "allá te las compongas". Luego le insufla a uno el alma, para que, ya cultive el sentido común, ya la estupidez, lo haga con bondad, y le manda con su otro padre, o con su madre, o con los dos. Lo que hace cada uno después con ambas cosas es un misterio de los gordos. Más allá de la escuela y de la familia, tiene que haber algo que explique que la gente preste más atención a pulir su sentido común que su estupidez, o a la inversa, pero no acierto a saber qué es. Depurar la estupidez, hacerla más sólida y consistente, no siempre requiere ni esfuerzo ni interés. Yo mismo soy un ejemplo de ello. O las personas que en el supermercado al que van cada día y que conocen de memoria deambulan en busca de comida para gatos rica en omega tres. O

El club de los poetas muertos

Egunon, Mikel: no consigo entender por qué a la gente de tu edad le gusta tanto "El club de los poetas muertos". A mi me parece una película lenta, en la que todo pasa en escenarios oscuros, que pertenece a una época en la que ninguno habéis vivido y que representa a alumnos con uniforme victoriano y a profesores con corbata, tan lejos de la pinta de vuestros institutos multicolor. A lo mejor os gusta porque habla de chavales enfrentados a sus padres, que les dan la educación pero les niegan los sueños, a ver cómo se come eso. A lo mejor es porque habla de profes diferentes, que hacen cosas que nadie espera, como pedirte que arranques las páginas correspondientes a la introducción , con lo que cuestan los libros de texto. En lo que a mí respecta, sólo por regalarme esa interpretación, sólo por inspirarme la idea de que los profesores podemos cambiar el mundo, empezando por cambiar lo que hacemos, Robin Williams merece el Óscar que Dios le estará entregando en estos mo

Pobre Cañete

Egunon Mikel: estos pensamientos me han quedado un poco largos, pero debo trasladártelos para que no pienses que Cañete es tan malo como dicen. Qué va, si te has hecho esa imagen, culpa de los otros. Yo ahora mismo me lo imagino sin caber en sí, a ver si llega el sábado de una vez, para cagarse a gusto en la madre que parió a su jefe de campaña, y a la cúpula entera del PP, porque lo han vuelto loco desde hace quince días, o más. Primero fue Rajoy, que estaba tan a su discurso de la recuperación de la economía, que hasta que la campaña no estaba encima no le dijo que iba a ser el candidato. Y luego fueron el jefe de campaña, o como se llame, y la caterva de asesores, consejeros, recortaperiódicos, sugierechistes e inventaocurrencias que lo han rodeado. Se cagará en la madre del que le dijo, antes del debate con Valenciano, que se contuviera un poco, que ya nos conocemos cuando te alteras, Miguel, que te vuelves tú mismo. Se cagará en la madre del que le dijo que leyera papeles,

Partido a partido

Egunon Mikel: seguro que este año has oído hablar de las virtudes del Atlético de Madrid. A tiempo y a destiempo, lunes tras lunes, partido a partido. La mayoría de esos comentarios me parecían exagerados. Más, cuando veía en el resumen de la jornada a Costa y a Godín prodigarse, partido a partido, en actitudes muy poco deportivas. Me ahorraba yo los comentarios, o los dejaba en casa. Al fin y al cabo, decir exageraciones referidas al fútbol forma parte de eso tan patrio y tan necesario que es despistar con el balompié los problemas de la vida. Sin embargo, terminada la historia, y ganada la liga, dije aquello de "hasta aquí hemos llegado". Me molestó especialmente volver a escuchar por trigesimo octava vez, una por jornada, partido a partido, que los colchoneros han dado una lección de lo que es luchar con humildad (¿humilde el Atlético de Madrid?) frente a los poderosos. Cuando uno repite y repite, lunes tras lunes, partido a partido, que su virtud es la humildad, d

El coronel no tiene quien le escriba

Egunon Mikel,  Te pongo aquí el final de "El coronel no tiene quien le escriba". Ojalá te animes a leer el resto. Y que esa sea la manera de empezar a leer al mejor contador de historias en lengua castellana de cuantos me alcanzan la memoria y mis rudimentarios conocimientos. Ayer murió Gabo, el inolvidable García Márquez. Habla de un coronel arruinado que vive con su mujer, y cuya única esperanza es que el gallo que crían gane una pelea. El coronel no supo si había oído esa palabra antes o después del sueño. Estaba amaneciendo. La ventana se recortaba en la claridad verde del domingo. Pensó que tenía fiebre. Le ardían los ojos y tuvo que hacer un gran esfuerzo para recobrar la lucidez.   - Qué se puede hacer si no se puede vender nada -repitió la mujer.   - Entonces ya será veinte de enero -dijo el coronel, perfectamente consciente-. El veinte por ciento lo pagan esa misma tarde.  - Si el gallo gana -dijo la mujer-. Pero si pierde. No se te ha ocurrido que el gallo

Mira detrás

Egunon Mikel, Hoy voy a hablarte de inteligencia. En contra de lo que dicen algunos, debo explicarte que no hay personas listas y personas tontas. Antes bien, en las personas, en todas las personas, dosis más o menos altas de inteligencia conviven con dosis más o menos altas de estupidez. En algunas personas hay más de inteligencia que de estupidez, como es tu caso o el de tu madre. Y en otras personas hay más de estupidez que de inteligencia, como es el caso de Cristiano Ronaldo o el mío propio. En fin, hay personas que tienen un 50% de inteligencia y otro 50% de estupidez. Estas son las más desconcertantes, porque cuando las ves venir nunca sabes a qué atenerte. La inteligencia, cualquier inteligencia, es un potencial, más que una cualidad. Y desarrollarla depende de muchas cosas, pero sobre todo, del entorno que uno tenga y de los huevos que le eche. De ahí que personas con 140 de coeficiente intelectual terminen delinquiendo y en la cárcel, o sumidas en el pozo de las drogas,

¿Por qué (yo)?

Egunon Mikel, por si no has ido a misa esta mañana, o por si has ido y te has quedado dormido, te cuento la homilía que he preparado mientras no escuchaba la homilía. Va Dios y le dice a Abraham que deje todo y que se vaya, que le promete algo mejor, una tierra que mana leche y miel. Y Abraham lo deja todo y se va. Sin preguntar por qué. O por qué yo. Será porque era Dios. O porque era Abraham. Hoy no pasan estas cosas. Si tú le dices a alguien que haga algo, lo que sea, te pregunta por qué. O por qué él. A lo mejor porque no eres Dios. O porque él no es Abraham. El caso es que hoy las cosas son así. Mejor dicho, las personas son así. Y yo pensé que bien estaba saberlo, para obrar en consecuencia. Y desde entonces escribo en un papel el por qué y el para qué de cada tarea que empiezo. Por mi mismo, que tengo una cabeza... Y por si tengo que pedir a alguien que haga algo.

Vivir en campo contrario

Egunon Mikel: Ya sabes que el fútbol es como la vida. Y como en la vida las personas, los equipos de fútbol se dividen en dos: los que piensan en defender antes que en atacar y los que piensan en atacar antes que en defender, los que prefieren la seguridad y los que buscan el gol aún a riesgo de ser goleados, los que presionan al rival en campo contrario y los que le esperan en campo propio. El éxito, ganar, no es siempre para los primeros. No te confundas. Como en el fútbol, la vida está llena de ejemplos miserables de gente que a la que no le va mal colgada del larguero de su propia portería. Ayer el Xavi y yo nos mirábamos y sonreíamos viendo a los leones comerse al Madrid. Le explicaba después que el fútbol es como la vida que le toca vivir a él. Que vivir en campo contrario es dejarse de historias y de complejos. De "no puedos" y del "es superior a mi, o a mis fuerzas". Es levantarse de la cama y decir "aquí estoy yo" y ahí enfrente mis tareas

En conservación

Egunon, Mikel. el lunes, yendo con tu primo Xavi a San Mamés, lo ví preocupado. Resulta que a su novia la habían ingresado en el Hospital debido a unas fiebres altísimas. A su novia, sí. Xavi, con once años, tiene novia formal desde hace casi un año. Cosa que demuestra que la preadolescencia ya no es lo que era, y la Modernidad tampoco, ni la Posmodernidad, y que tiene a los sociólogos muy perdidos. Le pregunté a ver qué tal, y me dijo que la habían metido en conservación. - ¿En conservación?, pregunté. - O algo así, me contestó. La imaginé metida en un bote de formol, flotando lentamente. Y luego en un bote de bonito Campos, con su etiqueta y su fecha de caducidad, en aceite. - ¿No será en observación? - Sí, eso. Y respiré más tranquilo.

De rodillas, como los Magos (y en recuerdo de Jose Luis, tu aitite)

Egunon  Mikel: hace muchos años la gente se arrodillaba bastante. Cuando había dioses, delante de ellos. Y cuando había reyes, también delante de ellos, porque los reyes eran algo así como sobrinos, o enchufados, de los dioses. Hoy ya casi nadie se arrodilla delante de nadie, pero muchos viven arrodillados. Algunos políticos, delante de sus líderes o de sus partidos, cuando tienen que votar lo que no creen, o lo que saben que no es bueno aunque Mariano o Ruiz Gallardón digan que es bueno. Algunas personas viven de rodillas delante de la tele, o de las marcas. A otros los arrodillan los cabrones de sus jefes, o de sus parejas, y no saben levantarse, o no pueden. De rodillas uno debiera caer, así, pum, como los Magos (Mateo 2, 11), cuya fiesta celebramos estos días, cuando se encuentra cara a cara con Dios. Y nada más. Y por lo tanto, habría que reservar lo de arrodillarse para esas ocasiones, que en la vida pasan una vez, o ninguna. Para el resto de las veces, y de los días, lo