Egunon Mikel:
seguro que este año has oído hablar de las virtudes del Atlético de Madrid. A tiempo y a destiempo, lunes tras lunes, partido a partido. La mayoría de esos comentarios me parecían exagerados. Más, cuando veía en el resumen de la jornada a Costa y a Godín prodigarse, partido a partido, en actitudes muy poco deportivas. Me ahorraba yo los comentarios, o los dejaba en casa. Al fin y al cabo, decir exageraciones referidas al fútbol forma parte de eso tan patrio y tan necesario que es despistar con el balompié los problemas de la vida.
Sin embargo, terminada la historia, y ganada la liga, dije aquello de "hasta aquí hemos llegado". Me molestó especialmente volver a escuchar por trigesimo octava vez, una por jornada, partido a partido, que los colchoneros han dado una lección de lo que es luchar con humildad (¿humilde el Atlético de Madrid?) frente a los poderosos. Cuando uno repite y repite, lunes tras lunes, partido a partido, que su virtud es la humildad, deja de ser humilde para ser un cargante.
Terminada la historia, y ganada la liga, me molestó especialmente escuchar otra vez que del tesón rojiblanco se derivan importantes lecciones para vivir en tiempos de crisis. Y también escuchar que es bueno que la liga la gane un club modesto (¿modesto el Atlético de Madrid?).
Pero decir que lo que necesita este país errante es un Simeone que lo lidere es ignorar lo que necesita una sociedad para reconocerse como decente.
Terminada la historia, y ganada la liga, me molestó especialmente escuchar otra vez que del tesón rojiblanco se derivan importantes lecciones para vivir en tiempos de crisis. Y también escuchar que es bueno que la liga la gane un club modesto (¿modesto el Atlético de Madrid?).
Pero decir que lo que necesita este país errante es un Simeone que lo lidere es ignorar lo que necesita una sociedad para reconocerse como decente.
Si uno como el Cholo nos mandara sabríamos que hay dos leyes, una para dentro del campo y otra para fuera. Que hay dos caras que poner, una para dentro del vestuario y otra para las ruedas de prensa. Que hay dos discursos, el privado y el público. Que hay dos historias, una que se escribe en papeles y con tinta y otra que se escribe con sangre y códigos secretos. Que vale to-do por ganar. Y que si ganas con malas artes a un club que te dobla el presupuesto, tu ruindad se mirará con indulgencia, porque en este país hace gracia que se joda al poderoso.
Bueno. Todos los clubes de fútbol tienen su alma, y la del "Aleti", ya lo canta Sabina, es canalla. Y solo gana cosas grandes, cuando alguien encarna y hace verdad ese alma en el día a día, partido a partido, en el banquillo, en el área propia y en la del rival. Ganó el Aleti de los Diegos, de Diego Simeone, de Diego Costa y de Diego Godín. Y después los demás nos empeñamos en cubrir de gloria la pendencia y el canalleo. País de pendejos.
Pero quien ha ganado con malas artes. El canallismo es partirle la pierna a maradona y a schuster? O lesionar a Diego costa que lleva cojo desde que fue a dan mames. A ti lo que te pasa es que te han pintado la garita cuatro veces este año y todavía te huele el filete a café colombiano desde Bucarest.
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