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Mostrando entradas de octubre, 2013

abrefácil

Egunon, Mikel. Qué alivio leer a Forges esta mañana! De hecho, yo compraría el brik de leche en el que pusiera "abrir solo con tijeras de cocina", las latas en las que pusiera "abrir solo con abrelatas", los embutidos en los que apareciera la leyenda "herméticamente cerrado. Para abrir, llamar al 902 y tal y tal". Igual que hacen con las cuchillas de afeitar, que vienen en un envase que solo se abre con las tijeras de podar el césped. O con los cartuchos de impresora, a los que en lugar de un envase ponen tres, y cada uno se abre de una manera diferente, y ninguna fácil. La obsesión por hacer fácil lo que no es fácil, y mi ingenuidad, a prueba de farsantes, ha dejado mis camisas perdidas de leche, aceite vegetal, grasilla de chorizo y salsa de mejillones. A ver si la detención del individuo ayuda a poner las cosas en su sitio.

Tiene cojones

Tiene cojones, Mikel, que el día más caluroso del verano sea el primero del otoño. También los tiene que revientes una rueda al llegar a casa a las tres de la tarde y que el coche quede parado al sol y cuesta arriba. Entonces tu orgullo te impide llamar a Mapfre y te pones a cambiar la rueda, sin comer, a treinta y cinco grados, teniendo al lado a un Andoni tan voluntarioso como volátil. En los Fiat el gato está guardado en el motor. Para descubrirlo se emplea un tiempo. Para sacarlo, otro tiempo, y para colocarlo, otro más grande, teniendo en cuenta que este incluye el rato de nivelar el auto aprovechando un badén. Aflojar las tuercas es sencillo, salvo la de seguridad, que obliga a conocer el emplazamiento de un adaptador de tuerca que se tarda una media de diez minutos en encontrar en la guantera, después de buscarla en muchos otros sitios. Dicho sea de paso, no acierto a saber por qué la guantera se llama guantera. Descolgando la rueda de repuesto se rompe el cable que la