Egunon, Mikel. Qué alivio leer a Forges esta mañana! De hecho, yo compraría el brik de leche en el que pusiera "abrir solo con tijeras de cocina", las latas en las que pusiera "abrir solo con abrelatas", los embutidos en los que apareciera la leyenda "herméticamente cerrado. Para abrir, llamar al 902 y tal y tal". Igual que hacen con las cuchillas de afeitar, que vienen en un envase que solo se abre con las tijeras de podar el césped. O con los cartuchos de impresora, a los que en lugar de un envase ponen tres, y cada uno se abre de una manera diferente, y ninguna fácil. La obsesión por hacer fácil lo que no es fácil, y mi ingenuidad, a prueba de farsantes, ha dejado mis camisas perdidas de leche, aceite vegetal, grasilla de chorizo y salsa de mejillones. A ver si la detención del individuo ayuda a poner las cosas en su sitio.
Mikel somos todos los que hemos perdido algo antes de tiempo. El padre, las ganas, el anillo de boda... Mikel somos todos los que hemos enfermado mal y pronto. Mikel somos los que, pese a lo uno o a lo otro, todavía conservamos el interés por levantarle la falda a la vida, a ver qué lleva debajo. Mikel es también el nombre de mi sobrino, al que a veces despierto con este guiño por las mañanas.