Voy acumulando rarezas con el paso de los años. Dentro de diez no habrá quien me reconozca como un ser humano. Ahora compro los zapatos de 4 en 4. Un par del 42 y otro del 43. Si pueden ser iguales, bien. Si la diferencia es pequeña, también. En el zapato del pie izquierdo meto la plantilla de espuma del decathlon. Es una plantilla con memoria, listísima, que recuerda los pliegues de mi pie aunque la cambie de zapato. Y en el zapato del pie derecho no hago nada, y así mi dedo gordo, el que lleva año y medio dormido, viaja tranquilo sin que nadie lo despierte. Izquierdo 43 y derecho 42. Talla europea. Si viajo a Brasil tengo que usar otros números, pero solo he ido a Brasil una vez, en 1999, así que no creo que se plantee este problema. Si conocéis a alguien que le pase lo mismo que a mí, pero al revés (ciática izquierda y pierna derecha más corta), y que calce la 42, haced el favor de ponernos en contacto, para compartir zapatos. Gracias.
Mikel somos todos los que hemos perdido algo antes de tiempo. El padre, las ganas, el anillo de boda... Mikel somos todos los que hemos enfermado mal y pronto. Mikel somos los que, pese a lo uno o a lo otro, todavía conservamos el interés por levantarle la falda a la vida, a ver qué lleva debajo. Mikel es también el nombre de mi sobrino, al que a veces despierto con este guiño por las mañanas.