Resulta que una anciana de Borja, 81 años ella, viendo lo mustio y apagado que estaba el cuadro de un Ecce Homo (el "ceomo" lo llamaba un amigo mío) en su parroquia, y aprovechando que tenía conocimientos, porque se había comprado la enciclopedia del Arte en veinte tomos, se ofreció al cura para restaurarlo. Y al cura le pareció muy bien, porque así la señora estaba entretenida y el cuadro ganaba un poco de color. Unos meses estuvo la señora en su faena, cantando coplas y avemarías de Gounoud con acento maño mientras le daba a los pinceles a la vista de todo pichichi, hasta que algún turista chivato, y perdido, porque a Borja no va nadie a nada, llamó al Ministerio de Cultura, y enviaron a un inspector aburrido que nada más ver la obra se empezó a tirar de los pelos: que si qué herejía es ésta, que si el cuadro era un ejemplar único de la pintura del medievo del Reino de Aragón, que si quien le ha puesto bigote al Cristo, que si el responsable pagará por esto... Y todo por un cuadro que ni sabían que existía.
Con esta presión y con las teles dando vueltas por el pueblo y haciendole entrevistas, a la señora le ha dado un ataque de ansiedad.
Como se muera le pintamos entre todos un ceomo al inspector en la calva.
Cabrones...
Con esta presión y con las teles dando vueltas por el pueblo y haciendole entrevistas, a la señora le ha dado un ataque de ansiedad.
Como se muera le pintamos entre todos un ceomo al inspector en la calva.
Cabrones...
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