Egunon Mikel: tampoco sé si sabes quién era Óscar Romero. Pues era un obispo, salvadoreño, que vivió en el siglo pasado. En un país injusto y gobernado por criminales se comprometió publicamente con la justicia, desde que lo hicieron obispo hasta que lo mataron. Como Jesús, igual. Dos o tres años diciendo cosas que no gustan a los ricos y te limpian el forro. De un tiro mientra celebraba la misa. En 1980. Pero más que obispo era santo. Todas las personas, o casi todas, son buenas. Pero hay algunas tan buenas que parecen más que personas, se parecen a Dios. Y entonces decimos que son santos. Seguro que has conocido a alguno, que ya tienes una edad. Lo malo es que para que puedas llevarlo en el nombre, para ser San Mikel Mendigutxia, por ejemplo, tienen que pasar dos cosas: una, que te mueras, y dos, que la Iglesia de Roma te dé el carnet de Santo. A título póstumo, claro. Que te mueras le pasa a todo el mundo. Que seas santo, a bastantes. Pero que en Roma te den el carnet cuest
Mikel somos todos los que hemos perdido algo antes de tiempo. El padre, las ganas, el anillo de boda... Mikel somos todos los que hemos enfermado mal y pronto. Mikel somos los que, pese a lo uno o a lo otro, todavía conservamos el interés por levantarle la falda a la vida, a ver qué lleva debajo. Mikel es también el nombre de mi sobrino, al que a veces despierto con este guiño por las mañanas.