Egunon Mikel Tu padre y yo íbamos a la Plaza Nueva a cambiar cromos. Al acabar, dábamos una vuelta por los pórticos para ver hámsters y periquitos. Yo me quedaba mirando a esos señores que llevaban cosas para vender, y las colocaban encima de una mesa de playa. Dos novelas de Estefanía, un cenicero del alpaca con el escudo de La Coruña, un cortaúñas, un single de Los Brincos, una caja de pinturas alpino a medio uso, y unos calendarios de bolsillo de cualquier año con chicas desnudas, todo esparcido para que ocupara la mesa entera. Miraba a esos señores con un poco de vergüenza. Y miraba a los que se acercaban a preguntar el precio de las cosas con la misma vergüenza. ¿Pero cómo venden eso? ¿Pero quien comprará esa mierda? Hoy he echado un vistazo a mi perfil de wallapop y me he dado cuenta de que soy uno de ellos. Y ni rastro de vergüenza, oye.
Mikel somos todos los que hemos perdido algo antes de tiempo. El padre, las ganas, el anillo de boda... Mikel somos todos los que hemos enfermado mal y pronto. Mikel somos los que, pese a lo uno o a lo otro, todavía conservamos el interés por levantarle la falda a la vida, a ver qué lleva debajo. Mikel es también el nombre de mi sobrino, al que a veces despierto con este guiño por las mañanas.