Estaba yo desayunando un bol de cereales integrales de esos amargos cuando leí que unos investigadores andaban revolviendo entre la mierda de los gorilas. Por supuesto, dada la importancia del tema, dejé a un lado el desayuno y seguí leyendo. La razón de tan curioso desempeño científico era el interés por conocer el origen de la malaria. Y efectivamente, allí estaba, entre las deyecciones animales, vivito y coleando el cabrón de bichito que después el mosquito llamado anopheles se encargó de trasladar de un gorila a una persona humana, imagino que pensando que era un gorila, porque si no, hay que concluir que el jodido anopheles tenía muy mala fe, o muy mala vista, o la persona mucho pelo. De malaria mueren un millón de personas cada año, así que queda por ver en qué acaba todo esto, ahora que sabemos de donde viene. Entretanto, se me ocurre que podemos contratar los servicios de un mosquito tigre de estos que pueblan mi entorno para que les pegue la varicela a los gorila
Mikel somos todos los que hemos perdido algo antes de tiempo. El padre, las ganas, el anillo de boda... Mikel somos todos los que hemos enfermado mal y pronto. Mikel somos los que, pese a lo uno o a lo otro, todavía conservamos el interés por levantarle la falda a la vida, a ver qué lleva debajo. Mikel es también el nombre de mi sobrino, al que a veces despierto con este guiño por las mañanas.