Ir al contenido principal

olvidos (2)

Si fuera verdad, como sueña Saramago en La Caverna, que dos debilidades suman una fortaleza, estoy en el camino de convertirme en una fuerza de la naturaleza.

Pero no es verdad, y bien lo sabe. Que una debilidad y otra suman dos debilidades, o más, es cosa demostrada. Al menos, desde que Aznar fue presidente del gobierno de España, cosa que sucedió, aunque ahora nos parezca imposible.

Así que como no puedo sumar mis debilidades, las separo, en el tiempo y en el espacio, para que nadie pueda observarlas juntas. Aunque no siempre lo consigo. Mejor, no lo consigo casi nunca. Anteayer se me quemó la comida y dejé la puerta de la calle abierta para que entraran los amigos de mis hijos a robarme la nocilla.

Y ayer me olvidé el móvil y la documentación, y me dí cuenta de ambas cosas en mitad del arcén de la autopista, a la altura de Elgoibar, cuando trataba de dar cuenta de una avería.

Todo de dos en dos.

O más.

Comentarios

Entradas populares de este blog

Declaración de intenciones

Las lágrimas se guardan para los entierros, y la vida hay que buscarla allí donde lo dejan a uno. En una casa buena de Cádiz o en el infierno. Donde sea, donde se pueda El asedio, de Arturo Pérez Reverte Esta es la sabiduría de Felipe Mojarra, salinero, de la Isla, de barro hasta las rodillas y que pelea contra el francés, en el año de 1811, en la Bahía de Cádiz, sin saber por qué. Y esa es la que buscaré compartir con vosotros cada mañana desde este rinconcito de la red. ¡Qué gusto volver a escribir!
Se me va poblando el cielo de rostros y corazones, se va volviendo mi hogar, llenándoseme de nombres. No es ya un extraño país lejano en el horizonte, es cita donde me aguardan pupilas que me conocen, labios que me dieron besos, pieles que llevan mis roces. Se me va poblando el cielo de rostros y corazones, de gestos ya conocidos de amor, de abrazos que acogen, en los que revivir puedo amadas palpitaciones, y tantos y tantos sueños que aguardan consumaciones. Se me va poblando el cielo de rostros y corazones: me gusta saber que Dios prepara para los hombres Paraísos que permiten recuperar los adioses. Allí se me van llegando uno a uno mis amores, con besos hoy silenciosos que tendrán resurrecciones. Se me va poblando el cielo de rostros y corazones, se va volviendo mi hogar, llenándoseme de nombres.