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La mala educación (3)

Una mujer de Coventry tiró un gato vivo a un contenedor, donde pasó 15 horas hasta que lo recogieron sus dueños, que lo reconocieron por el maullido, y ahora los animalistas quieren que un gato la tire a ella a otro contenedor, en aplicación estricta del principio de proporcionalidad, que es aquel por el que se rigen las relaciones entre las personas y los gatos.

El problema es que no hay un gato lo suficientemente grande para arrojar a una persona a ningún sitio. Aunque la persona sea muy pequeña y el gato muy grande. Uno dijo que entonces buscamos un tigre, que no deja de ser un gato diferente, pero tras valorar que lo más probable es que el tigre matara a la persona antes de arrojarla al contenedor, descartaron la idea, porque lo suyo es que la persona pasara quince horas metida entre la basura.

Al final decidieron que 15 era un número simbólico, y que lo mismo daba pasar quince horas en una papelera que quince días o quince meses sometida al escarnio público, y entonces colgaron un video en youtube y la cubrieron de amenazas en la red.

Comentarios

  1. Creo que eres muy fino con la denominación "Mala educación" en los casos que cuentas, podíamos salvar al primero; pero los dos últimos son casos de ausencia de mínima sensibilidad, de poseer piel de hipopótamo, impresentables, de alcanzar mínimamente la denominación de persona, de ser idiotas morales, berzotas integrales, neandertales inferiores, australopithecus......

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Se me va poblando el cielo de rostros y corazones, se va volviendo mi hogar, llenándoseme de nombres. No es ya un extraño país lejano en el horizonte, es cita donde me aguardan pupilas que me conocen, labios que me dieron besos, pieles que llevan mis roces. Se me va poblando el cielo de rostros y corazones, de gestos ya conocidos de amor, de abrazos que acogen, en los que revivir puedo amadas palpitaciones, y tantos y tantos sueños que aguardan consumaciones. Se me va poblando el cielo de rostros y corazones: me gusta saber que Dios prepara para los hombres Paraísos que permiten recuperar los adioses. Allí se me van llegando uno a uno mis amores, con besos hoy silenciosos que tendrán resurrecciones. Se me va poblando el cielo de rostros y corazones, se va volviendo mi hogar, llenándoseme de nombres.