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Olvidos

A un anestesista del Hospital Virgen del Rocío de Sevilla se le olvidó volver al quirófano en el que asistía a una operación, con la mala suerte de que el paciente tuvo una parada cardio - respiratoria, de resultas de la cual ha quedado en estado vegetal para el resto de su vida.

Al director de un asilo de Ciempozuelos se le olvidó volver a la furgoneta, con la mala suerte de que en ella llevaba a dos ancianos con demencia senil. Cuando volvió, a las diez horas, los dos abuelos habían muerto.

Cuando leo estas noticias no me sale criticar al anestesista ni al director del asilo, como hacen muchos. Yo me miro a mí, miro a mi memoria de pececillo y no puedo evitar un sudor frío, helado, como cuando la muerte te toca la espalda.

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Declaración de intenciones

Las lágrimas se guardan para los entierros, y la vida hay que buscarla allí donde lo dejan a uno. En una casa buena de Cádiz o en el infierno. Donde sea, donde se pueda El asedio, de Arturo Pérez Reverte Esta es la sabiduría de Felipe Mojarra, salinero, de la Isla, de barro hasta las rodillas y que pelea contra el francés, en el año de 1811, en la Bahía de Cádiz, sin saber por qué. Y esa es la que buscaré compartir con vosotros cada mañana desde este rinconcito de la red. ¡Qué gusto volver a escribir!
Se me va poblando el cielo de rostros y corazones, se va volviendo mi hogar, llenándoseme de nombres. No es ya un extraño país lejano en el horizonte, es cita donde me aguardan pupilas que me conocen, labios que me dieron besos, pieles que llevan mis roces. Se me va poblando el cielo de rostros y corazones, de gestos ya conocidos de amor, de abrazos que acogen, en los que revivir puedo amadas palpitaciones, y tantos y tantos sueños que aguardan consumaciones. Se me va poblando el cielo de rostros y corazones: me gusta saber que Dios prepara para los hombres Paraísos que permiten recuperar los adioses. Allí se me van llegando uno a uno mis amores, con besos hoy silenciosos que tendrán resurrecciones. Se me va poblando el cielo de rostros y corazones, se va volviendo mi hogar, llenándoseme de nombres.