A un anestesista del Hospital Virgen del Rocío de Sevilla se le olvidó volver al quirófano en el que asistía a una operación, con la mala suerte de que el paciente tuvo una parada cardio - respiratoria, de resultas de la cual ha quedado en estado vegetal para el resto de su vida.
Al director de un asilo de Ciempozuelos se le olvidó volver a la furgoneta, con la mala suerte de que en ella llevaba a dos ancianos con demencia senil. Cuando volvió, a las diez horas, los dos abuelos habían muerto.
Cuando leo estas noticias no me sale criticar al anestesista ni al director del asilo, como hacen muchos. Yo me miro a mí, miro a mi memoria de pececillo y no puedo evitar un sudor frío, helado, como cuando la muerte te toca la espalda.
Al director de un asilo de Ciempozuelos se le olvidó volver a la furgoneta, con la mala suerte de que en ella llevaba a dos ancianos con demencia senil. Cuando volvió, a las diez horas, los dos abuelos habían muerto.
Cuando leo estas noticias no me sale criticar al anestesista ni al director del asilo, como hacen muchos. Yo me miro a mí, miro a mi memoria de pececillo y no puedo evitar un sudor frío, helado, como cuando la muerte te toca la espalda.
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