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La frontera

Yo me licencié en Derecho. Así que os podéis imaginar la de veces que he oído pronunciar la palabra "ley" en sede académica. Oí que las leyes tienen plazos, preámbulos (qué será un preámbulo), vigencia, artículos, capítulos, prescripción, firma del Rey, exposición de motivos, contexto, realidad social del tiempo en que han de ser aplicadas, principios inspiradores, y más cosas, pero jamás en mi vida oí que las leyes tuvieran frontera. ¿Pudo haber sido pronunciada la expresión y escapárseme? Lo dudo. Yo era de los alumnos aplicados, que iba a clase y tomaba apuntes y leía los libros que recomendaban los profesores.

Pues la tienen. La frontera de la Ley, pongamos de una Ley fiscal, es un sitio por el que las personas, normalmente las personas ricas, transitan acompañados de un ingeniero, pongamos financiero. Los ingenieros son unas personas con linterna y tijeras de podar, nada que ver con esos de traje y corbata, que iluminan intersticios del texto legal para decir "por aquí" y que cortan lo que pueden para hacer agradable al cliente rico el tránsito por el apestoso trance de cumplir con la legalidad vigente: aquí unas sociedades interpuestas, aquí unas acciones a nombre de tu señora, allí un paraíso fiscal, mira tú adónde llevaba esa senda oculta...

Del resto de las personas se suele decir que son los gilipollas que pagan a Hacienda lo que toca y religiosamente.

Comentarios

  1. Hombre, siguiendo con el tema del Oeste, en las películas de vaqueros ya se oía decir del malo de la película, eso de "estar al borde de la Ley".

    Digo yo que será el mismo concepto, sólo que en versión cinematográfica antigua.

    Y los malos de esas películas solían ser muy muy malos, mascando y escupiendo tabaco a los pies de los buenos ciudadanos. Siempre había un shérif, representante de la ley, que iba a por ellos incluso atravesando los distintos Estados Americanos a caballo. Un caballo que corría más que el caballo del malo. De ahí viene esa frase de "eres más lento que el caballo del malo".

    Pero en las películas triunfaba la Ley, el Orden y la Justicia. La realidad es otro cantar.

    Casi no se me nota lo desencantada que estoy ¿no?

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  2. Prefiero, poder mirarme al espejo, sin tener que agachar la cabeza ante mí; aunque mi cara sea de gilipollas.

    Claro, que quien lleva un guía manotijeras con tales habilidades, bien puede llevar un espejo a lo bruja de Blancanieves...

    Me da igual; a mí no me compensa.

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