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Banqueros

Un banquero al que todavía no se le ha caido la cara de vergüenza dijo un día que la culpa de lo que está ocurriendo la tienen los políticos, por no haber sabido gestionar. Dijo también que, pese a todo, las medidas que están tomando en este momento son del todo pertinentes, si bien provocarán un cierto sufrimiento, a otros, a él no, que pasará pronto. Al fín y al cabo, ¿qué son tres años de paro y sin ingresos en comparación con la inmensidad del oceano y con lo larga que es la vida humana ahora que con la seguridad social puedes llegar a los cien años hecho un sol?

Sorprendentemente, nadie entre el público se levantó para preguntarle por su sueldo y por su futuro, imagino que porque sabrían que tenía preparada una respuesta desabrida.

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Declaración de intenciones

Las lágrimas se guardan para los entierros, y la vida hay que buscarla allí donde lo dejan a uno. En una casa buena de Cádiz o en el infierno. Donde sea, donde se pueda El asedio, de Arturo Pérez Reverte Esta es la sabiduría de Felipe Mojarra, salinero, de la Isla, de barro hasta las rodillas y que pelea contra el francés, en el año de 1811, en la Bahía de Cádiz, sin saber por qué. Y esa es la que buscaré compartir con vosotros cada mañana desde este rinconcito de la red. ¡Qué gusto volver a escribir!
Se me va poblando el cielo de rostros y corazones, se va volviendo mi hogar, llenándoseme de nombres. No es ya un extraño país lejano en el horizonte, es cita donde me aguardan pupilas que me conocen, labios que me dieron besos, pieles que llevan mis roces. Se me va poblando el cielo de rostros y corazones, de gestos ya conocidos de amor, de abrazos que acogen, en los que revivir puedo amadas palpitaciones, y tantos y tantos sueños que aguardan consumaciones. Se me va poblando el cielo de rostros y corazones: me gusta saber que Dios prepara para los hombres Paraísos que permiten recuperar los adioses. Allí se me van llegando uno a uno mis amores, con besos hoy silenciosos que tendrán resurrecciones. Se me va poblando el cielo de rostros y corazones, se va volviendo mi hogar, llenándoseme de nombres.