Egunon Mikel:
hace muchos años la gente se arrodillaba bastante. Cuando había dioses, delante de ellos. Y cuando había reyes, también delante de ellos, porque los reyes eran algo así como sobrinos, o enchufados, de los dioses.
Hoy ya casi nadie se arrodilla delante de nadie, pero muchos viven arrodillados. Algunos políticos, delante de sus líderes o de sus partidos, cuando tienen que votar lo que no creen, o lo que saben que no es bueno aunque Mariano o Ruiz Gallardón digan que es bueno. Algunas personas viven de rodillas delante de la tele, o de las marcas. A otros los arrodillan los cabrones de sus jefes, o de sus parejas, y no saben levantarse, o no pueden.
De rodillas uno debiera caer, así, pum, como los Magos (Mateo 2, 11), cuya fiesta celebramos estos días, cuando se encuentra cara a cara con Dios. Y nada más. Y por lo tanto, habría que reservar lo de arrodillarse para esas ocasiones, que en la vida pasan una vez, o ninguna.
Para el resto de las veces, y de los días, lo que toca es vivir de pie, como hizo tu abuelo, o mi padre, que hoy cumpliría 85 años. Des-viviéndose uno para que los hijos y los nietos vayan viviéndose más.
En su recuerdo, un beso así de grande.
hace muchos años la gente se arrodillaba bastante. Cuando había dioses, delante de ellos. Y cuando había reyes, también delante de ellos, porque los reyes eran algo así como sobrinos, o enchufados, de los dioses.
Hoy ya casi nadie se arrodilla delante de nadie, pero muchos viven arrodillados. Algunos políticos, delante de sus líderes o de sus partidos, cuando tienen que votar lo que no creen, o lo que saben que no es bueno aunque Mariano o Ruiz Gallardón digan que es bueno. Algunas personas viven de rodillas delante de la tele, o de las marcas. A otros los arrodillan los cabrones de sus jefes, o de sus parejas, y no saben levantarse, o no pueden.
De rodillas uno debiera caer, así, pum, como los Magos (Mateo 2, 11), cuya fiesta celebramos estos días, cuando se encuentra cara a cara con Dios. Y nada más. Y por lo tanto, habría que reservar lo de arrodillarse para esas ocasiones, que en la vida pasan una vez, o ninguna.
Para el resto de las veces, y de los días, lo que toca es vivir de pie, como hizo tu abuelo, o mi padre, que hoy cumpliría 85 años. Des-viviéndose uno para que los hijos y los nietos vayan viviéndose más.
En su recuerdo, un beso así de grande.
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