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Radio María

El camino entre Bilbao y Donosti está plagado de curvas. A la ida y a la vuelta.

Y entre Itziar y Zumaia no se oye bien la radio. Y en Orio no se oye nada la radio. Por eso voy con el dedito así, cambiando de emisora, clic, clic. y nada. Las únicas que se dejan escuchar todo el rato son Radio Euskadi, porque estamos en Euskadi y Radio María, porque estamos en María. Por eso y porque hay un repetidor en cada torre de iglesia.

Así es como descubrí que el camino, además de plagado de curvas, está plagado de exabruptos, como estos: el necio dice para sí no hay Dios, se han cometido execraciones, o la última batalla ya se ha librado, y está ganada en Cristo". Frases ambas rotundas y tremendas, que me dejan la cabeza revirada, y luego ando todo el día preguntando si soy necio, si habré cometido execraciones o quién va ganando el partido, si Cristo o el Atlético de Madrid.

Comentarios

  1. ¿Y tienes que hacer muchas veces ese trayecto?

    Si la respuesta es sí, me llevaba yo unos CDs, y aquí paz, y despues gloria.

    (Mi final es para que no rompas bruscamente con tu rutina)

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  2. ¡Ave María purísima!
    ¡Madre del Amor Hermoso!
    ¿Dónde estará mi carro?. ¡¡Nooo, que ésta no es de las mismas!!.

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  3. Como diría el otro, "Rock and Roll is a full time Job", y si no, que suene radio maría...

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Declaración de intenciones

Las lágrimas se guardan para los entierros, y la vida hay que buscarla allí donde lo dejan a uno. En una casa buena de Cádiz o en el infierno. Donde sea, donde se pueda El asedio, de Arturo Pérez Reverte Esta es la sabiduría de Felipe Mojarra, salinero, de la Isla, de barro hasta las rodillas y que pelea contra el francés, en el año de 1811, en la Bahía de Cádiz, sin saber por qué. Y esa es la que buscaré compartir con vosotros cada mañana desde este rinconcito de la red. ¡Qué gusto volver a escribir!
Se me va poblando el cielo de rostros y corazones, se va volviendo mi hogar, llenándoseme de nombres. No es ya un extraño país lejano en el horizonte, es cita donde me aguardan pupilas que me conocen, labios que me dieron besos, pieles que llevan mis roces. Se me va poblando el cielo de rostros y corazones, de gestos ya conocidos de amor, de abrazos que acogen, en los que revivir puedo amadas palpitaciones, y tantos y tantos sueños que aguardan consumaciones. Se me va poblando el cielo de rostros y corazones: me gusta saber que Dios prepara para los hombres Paraísos que permiten recuperar los adioses. Allí se me van llegando uno a uno mis amores, con besos hoy silenciosos que tendrán resurrecciones. Se me va poblando el cielo de rostros y corazones, se va volviendo mi hogar, llenándoseme de nombres.