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Como vino se fue

Ya va el wifi. Se arregló solo, sin que nadie hiciera nada.

El lavavajillas empezó a funcionar por su cuenta a las cinco y media. Y tuve que llamar al técnico para que cambiara de ruta y se olvidara de mi casa.

A mis hijos no les importa ver la tele de color verdoso, porque como estamos en semana Champions...

Y cuando la operaria me iba a poner la multa de la OTA de ayer, llegué yo, le ofrecí una mantecada (elegi la que tenía forma de corazón) que acababa de comprar y, después de sonreir, me deseó buen día.

Lo malo es que esto que me pasa da la razón a aquellos que enfrentan los problemas comiendo pipas y esperando a que pasen.

Y me molesta un huevo.

Comentarios

  1. Pues, ya me gustaría a mí, que se me pegara algo de los de las pipas. Llegan al mismo sitio que yo, pero mucho más relajados.

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  2. Yo pienso que tener esa templanza es una de las competencias básica que debería practicarse en Primaria y en ESO.

    Porque en algunos casos es temperamental y no hace falta aprendizaje.

    Pero supongo que bien enseñado y bien practicado nos vendría muy bien a los fuguillas.

    Yo lo hubiera agradecido, porque desde bien pequeña se me tendría que ver lo angustias que era. Y cogido a tiempo, estaría ahora con un control y una cachaza para lo que no tiene remedio, que sería otra.

    ¡Bienaventurados los templados y serenos de corazón, porque sólo sufrirán y harán sufrir lo imprescindible!

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