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Como vino se fue

Ya va el wifi. Se arregló solo, sin que nadie hiciera nada.

El lavavajillas empezó a funcionar por su cuenta a las cinco y media. Y tuve que llamar al técnico para que cambiara de ruta y se olvidara de mi casa.

A mis hijos no les importa ver la tele de color verdoso, porque como estamos en semana Champions...

Y cuando la operaria me iba a poner la multa de la OTA de ayer, llegué yo, le ofrecí una mantecada (elegi la que tenía forma de corazón) que acababa de comprar y, después de sonreir, me deseó buen día.

Lo malo es que esto que me pasa da la razón a aquellos que enfrentan los problemas comiendo pipas y esperando a que pasen.

Y me molesta un huevo.

Comentarios

  1. Pues, ya me gustaría a mí, que se me pegara algo de los de las pipas. Llegan al mismo sitio que yo, pero mucho más relajados.

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  2. Yo pienso que tener esa templanza es una de las competencias básica que debería practicarse en Primaria y en ESO.

    Porque en algunos casos es temperamental y no hace falta aprendizaje.

    Pero supongo que bien enseñado y bien practicado nos vendría muy bien a los fuguillas.

    Yo lo hubiera agradecido, porque desde bien pequeña se me tendría que ver lo angustias que era. Y cogido a tiempo, estaría ahora con un control y una cachaza para lo que no tiene remedio, que sería otra.

    ¡Bienaventurados los templados y serenos de corazón, porque sólo sufrirán y harán sufrir lo imprescindible!

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Declaración de intenciones

Las lágrimas se guardan para los entierros, y la vida hay que buscarla allí donde lo dejan a uno. En una casa buena de Cádiz o en el infierno. Donde sea, donde se pueda El asedio, de Arturo Pérez Reverte Esta es la sabiduría de Felipe Mojarra, salinero, de la Isla, de barro hasta las rodillas y que pelea contra el francés, en el año de 1811, en la Bahía de Cádiz, sin saber por qué. Y esa es la que buscaré compartir con vosotros cada mañana desde este rinconcito de la red. ¡Qué gusto volver a escribir!
Se me va poblando el cielo de rostros y corazones, se va volviendo mi hogar, llenándoseme de nombres. No es ya un extraño país lejano en el horizonte, es cita donde me aguardan pupilas que me conocen, labios que me dieron besos, pieles que llevan mis roces. Se me va poblando el cielo de rostros y corazones, de gestos ya conocidos de amor, de abrazos que acogen, en los que revivir puedo amadas palpitaciones, y tantos y tantos sueños que aguardan consumaciones. Se me va poblando el cielo de rostros y corazones: me gusta saber que Dios prepara para los hombres Paraísos que permiten recuperar los adioses. Allí se me van llegando uno a uno mis amores, con besos hoy silenciosos que tendrán resurrecciones. Se me va poblando el cielo de rostros y corazones, se va volviendo mi hogar, llenándoseme de nombres.