Ir al contenido principal

En contra de lo que parece...

Casi nunca hablo catalán en la intimidad.

Casi nunca espero nada de la vida cuando me levanto por las mañanas, y por eso cualquier chorrada me sabe a gloria.

Casi nunca me fijo en la mujer de otro, y si me pasa, me imagino que es como Ana Botella, y se me pasa.

Casi nunca me duermo al volante, pero cuando me duermo monto un lío...

Comentarios

  1. Me gusta el casi; nunca digas nunca.

    Y..., el catalán, suena bien.
    Y dejar que el día se escriba solo, es lo mejor.
    Y hay mujeres de otros..., que de Botella nada.

    Pero por favor, una mayor dosis de café o de horas de sueño -si no quedara otro remedio- para que el últmo de los casi nunca, no merezca ser mentado.

    Buen día!

    ResponderEliminar
  2. Pues me voy a lanzar con algún nunca:

    Nunca he sido desleal a un amigo.

    Nunca tendré más de dos hijos.

    Nunca fui infiel a mi marido.

    Nunca imaginé llegar a ser tan despistada.

    Nunca conseguiré viajar tanto como quisiera.

    Nunca más joven que hoy.

    Nunca miento al médico.

    Nunca llegué a imaginar lo que se puede querer a los hijos.

    Nunca traicionaré a mi perra.

    Nunca pensé que me cansaría la enseñanza.

    Nunca imaginé que tendría una pre-vejez tan jodida.

    Nunca seré una estrella de cine de Hollywood.

    ResponderEliminar
  3. Nunca he deseado tanto veros como últimamente.

    ResponderEliminar

Publicar un comentario

Entradas populares de este blog

Declaración de intenciones

Las lágrimas se guardan para los entierros, y la vida hay que buscarla allí donde lo dejan a uno. En una casa buena de Cádiz o en el infierno. Donde sea, donde se pueda El asedio, de Arturo Pérez Reverte Esta es la sabiduría de Felipe Mojarra, salinero, de la Isla, de barro hasta las rodillas y que pelea contra el francés, en el año de 1811, en la Bahía de Cádiz, sin saber por qué. Y esa es la que buscaré compartir con vosotros cada mañana desde este rinconcito de la red. ¡Qué gusto volver a escribir!
Se me va poblando el cielo de rostros y corazones, se va volviendo mi hogar, llenándoseme de nombres. No es ya un extraño país lejano en el horizonte, es cita donde me aguardan pupilas que me conocen, labios que me dieron besos, pieles que llevan mis roces. Se me va poblando el cielo de rostros y corazones, de gestos ya conocidos de amor, de abrazos que acogen, en los que revivir puedo amadas palpitaciones, y tantos y tantos sueños que aguardan consumaciones. Se me va poblando el cielo de rostros y corazones: me gusta saber que Dios prepara para los hombres Paraísos que permiten recuperar los adioses. Allí se me van llegando uno a uno mis amores, con besos hoy silenciosos que tendrán resurrecciones. Se me va poblando el cielo de rostros y corazones, se va volviendo mi hogar, llenándoseme de nombres.