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El inicio del inicio

En lo que llaman el inicio del inicio, el nuevo Gobierno ha empezado por tocar los cojones, digo los puentes. Todos los Santos y la Constitución, que caen en jueves, se van al viernes. Como van a tener tres o cuatro cosas que lidiar con Rouco, no se han atrevido con la Navidad, la cual se mantiene el martes 25 de diciembre, con lo gracioso que hubiera sido celebrarla el 24 y adelantar la Nochebuena al 23, como hice yo un año que la gente se iba a esquiar. El problema es que en el calendario que todo el mundo tiene ya colgado en la cocina de su casa, el de la BBK, no aparecen recogidos tales cambios, y va a ser peor el remedio que la enfermedad, los rojos en negro y los negros en rojo, y luego, al lado, el calendario de la escuela, el del Instituto, el de las piscinas, el de la escuela de baile, que hacen falta dos paredes, todos diferentes, un desastre.

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Declaración de intenciones

Las lágrimas se guardan para los entierros, y la vida hay que buscarla allí donde lo dejan a uno. En una casa buena de Cádiz o en el infierno. Donde sea, donde se pueda El asedio, de Arturo Pérez Reverte Esta es la sabiduría de Felipe Mojarra, salinero, de la Isla, de barro hasta las rodillas y que pelea contra el francés, en el año de 1811, en la Bahía de Cádiz, sin saber por qué. Y esa es la que buscaré compartir con vosotros cada mañana desde este rinconcito de la red. ¡Qué gusto volver a escribir!
Se me va poblando el cielo de rostros y corazones, se va volviendo mi hogar, llenándoseme de nombres. No es ya un extraño país lejano en el horizonte, es cita donde me aguardan pupilas que me conocen, labios que me dieron besos, pieles que llevan mis roces. Se me va poblando el cielo de rostros y corazones, de gestos ya conocidos de amor, de abrazos que acogen, en los que revivir puedo amadas palpitaciones, y tantos y tantos sueños que aguardan consumaciones. Se me va poblando el cielo de rostros y corazones: me gusta saber que Dios prepara para los hombres Paraísos que permiten recuperar los adioses. Allí se me van llegando uno a uno mis amores, con besos hoy silenciosos que tendrán resurrecciones. Se me va poblando el cielo de rostros y corazones, se va volviendo mi hogar, llenándoseme de nombres.