En lo que llaman el inicio del inicio, el nuevo Gobierno ha empezado por tocar los cojones,
digo los puentes. Todos los Santos y la Constitución, que caen en
jueves, se van al viernes. Como van a tener tres o cuatro cosas que
lidiar con Rouco, no se han atrevido con la Navidad, la cual se mantiene
el martes 25 de diciembre, con lo gracioso que hubiera sido celebrarla
el 24 y adelantar la Nochebuena al 23, como hice yo un año que la gente
se iba a esquiar. El problema es que en el calendario que todo el mundo
tiene ya colgado en la cocina de su casa, el de la BBK, no aparecen
recogidos tales cambios, y va a ser peor el remedio que la enfermedad,
los rojos en negro y los negros en rojo, y luego, al lado, el calendario
de la escuela, el del Instituto, el de las piscinas, el de la escuela de baile, que hacen falta dos paredes, todos diferentes, un desastre.
Se me va poblando el cielo de rostros y corazones, se va volviendo mi hogar, llenándoseme de nombres. No es ya un extraño país lejano en el horizonte, es cita donde me aguardan pupilas que me conocen, labios que me dieron besos, pieles que llevan mis roces. Se me va poblando el cielo de rostros y corazones, de gestos ya conocidos de amor, de abrazos que acogen, en los que revivir puedo amadas palpitaciones, y tantos y tantos sueños que aguardan consumaciones. Se me va poblando el cielo de rostros y corazones: me gusta saber que Dios prepara para los hombres Paraísos que permiten recuperar los adioses. Allí se me van llegando uno a uno mis amores, con besos hoy silenciosos que tendrán resurrecciones. Se me va poblando el cielo de rostros y corazones, se va volviendo mi hogar, llenándoseme de nombres.
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