Como no puedo seguir desgastando neuronas en laboriosas investigaciones,
y no tengo nada mejor que hacer en la vida, voy leyendo libros viejos.
Con ello intento entender cómo
ha llegado la parte de la humanidad en la que vivo a esta situación
enajenada y absurda. Por ejemplo, he conocido que, inmediatamente
después de la
guerra civil española, el Régimen de Franco desaconsejaba a las chicas
cursar estudios superiores en los que "son obligadas a un trabajo
mental para ellas excesivo, que roba riego sanguíneo a regiones
orgánicas fundamentales para su porvenir de mujeres". Mi
entendimiento, privado de la capacidad para emprender reflexiones más
enjundiosas, se detuvo en lo de
las "regiones orgánicas". Para mí una región siempre ha sido Asturias, o
Castilla la Vieja, y no acabo de ver el concepto aplicado al cuerpo
humano. De todas maneras, lo que me quita de verdad el sueño es si no habrá sangre
humana suficiente en un cuerpo
humano para afrontar todos los empeños humanos en los que se quiera
empeñar la persona dueña de esa humanidad y de esa sangre y de ese
riego. También sufro imaginándome a unos empeños humanos robando riego
sanguíneo a otros
empeños humanos, como si no tuvieramos bastante con preocuparnos por los
chorizos de
fuera, tenemos ahora que preocuparnos por los chorizos de dentro del
organismo. Yo, en concreto, por la glándula que me ha robado las ganas
de vivir con
alegría desde las siete de la mañana.
Las lágrimas se guardan para los entierros, y la vida hay que buscarla allí donde lo dejan a uno. En una casa buena de Cádiz o en el infierno. Donde sea, donde se pueda El asedio, de Arturo Pérez Reverte Esta es la sabiduría de Felipe Mojarra, salinero, de la Isla, de barro hasta las rodillas y que pelea contra el francés, en el año de 1811, en la Bahía de Cádiz, sin saber por qué. Y esa es la que buscaré compartir con vosotros cada mañana desde este rinconcito de la red. ¡Qué gusto volver a escribir!
Oye, ¿Pero tú, qué lees???
ResponderEliminarBueno, yo me leí "Usos amorosos de la postguerra española" de Carmen Mertin Gaite, y también aprendí cosas.
Y sobre lo de descuideros internos que estén atentos a la bajada de guardía de alguna región orgánica confiada,y ¡Zas!!, darte un chupetón..., algo de ello debe haber. Que si no, cómo se entiende la cara pálida, ganas de vomitar, mareo,...etec, etec... que se le instala a un alumno de la ESO en su humanidad ante esa nota por debajo de 5 del examen que daba por "Non problem". Pues es eso, que el palmito de uno, no muede estar a todo; que lo que empleas en un lado, de otro quitas. Y que no hay más.
No sé, qué diría House de todo esto.
Bueno, ahora voy al cole y se lo pregunto a la de Bio.