De tanto pasar frío y de tanto hacer cola en los servicios sociales, de tanto contar monedas de cinco céntimos, de tanto pasar la noche al raso sin que se le apareciera jamás un ángel que le anunciara nada, un día reventó mientras dormía, y algunas partes de su cuerpo fueron a parar a la pantalla del cajero.
Hubo quien se quejó de que no limpiaran en Navidad.
Hubo quien se quejó de que no limpiaran en Navidad.
Este cuento bastante "heavy".
ResponderEliminar¡Kontxo!