Al Xavi no le gusta nada ir a misa los domingos. Que si es un rollo, que
si no entiendo nada, que si perdóname un domingo, que si por un domingo
que no vaya... No me extraña que no entienda nada ni que lo considere
un rollo. Pero hay que ir. Y como tiene muy buen perder, el otro día
dijo que iría sin protestar, pero que necesitaba un calzado adecuado. Y
como yo también tengo muy buen ganar, y no tengo otra cosa que hacer en la vida, le compré unos zapatos negros de
cordones. Aprovechando el tirón, cuando se los pone en casa para
hacerlos al pie le hago rezar un misterio del rosario.
Se me va poblando el cielo de rostros y corazones, se va volviendo mi hogar, llenándoseme de nombres. No es ya un extraño país lejano en el horizonte, es cita donde me aguardan pupilas que me conocen, labios que me dieron besos, pieles que llevan mis roces. Se me va poblando el cielo de rostros y corazones, de gestos ya conocidos de amor, de abrazos que acogen, en los que revivir puedo amadas palpitaciones, y tantos y tantos sueños que aguardan consumaciones. Se me va poblando el cielo de rostros y corazones: me gusta saber que Dios prepara para los hombres Paraísos que permiten recuperar los adioses. Allí se me van llegando uno a uno mis amores, con besos hoy silenciosos que tendrán resurrecciones. Se me va poblando el cielo de rostros y corazones, se va volviendo mi hogar, llenándoseme de nombres.
Comentarios
Publicar un comentario