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Otro cuento de Navidad

- Tengo que dar un cambio radical a mi vida.

Lo dijo muy serio, mientras se quitaba el jersey. Pese a la cercanía del fin de año, me pareció una reflexión demasiado profunda para un niño de 9 años, aunque la birria de notas que traía daban para decir eso y más. Le pregunté a ver dónde había oído eso del cambio radical, y me contestó que no sabía, pero que jugar de extremo había acabado con su paciencia, porque ahora todos los niños quieren jugar por el centro, como el Barça, y nunca le llegaba una pelota en condiciones.

Aproveché para decirle que los cambios radicales son muy malos, porque si luego no enraizas en ningún lado te quedas con las paticas al aire, como la señora de ayer del eroski, y todo el mundo te lleva de aquí para allá, y nunca sabes cómo vas a terminar.

Como tantos españoles no premiados con la Lotería, acabamos el día jugando al blokus degustando entre sonrisas la vida cochambrosa que compartimos con cariño.


Comentarios

  1. Me ha encantado lo de la "vida cochambrosa que compartimos con cariño"

    Has estado "sembrao".

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Declaración de intenciones

Las lágrimas se guardan para los entierros, y la vida hay que buscarla allí donde lo dejan a uno. En una casa buena de Cádiz o en el infierno. Donde sea, donde se pueda El asedio, de Arturo Pérez Reverte Esta es la sabiduría de Felipe Mojarra, salinero, de la Isla, de barro hasta las rodillas y que pelea contra el francés, en el año de 1811, en la Bahía de Cádiz, sin saber por qué. Y esa es la que buscaré compartir con vosotros cada mañana desde este rinconcito de la red. ¡Qué gusto volver a escribir!
Se me va poblando el cielo de rostros y corazones, se va volviendo mi hogar, llenándoseme de nombres. No es ya un extraño país lejano en el horizonte, es cita donde me aguardan pupilas que me conocen, labios que me dieron besos, pieles que llevan mis roces. Se me va poblando el cielo de rostros y corazones, de gestos ya conocidos de amor, de abrazos que acogen, en los que revivir puedo amadas palpitaciones, y tantos y tantos sueños que aguardan consumaciones. Se me va poblando el cielo de rostros y corazones: me gusta saber que Dios prepara para los hombres Paraísos que permiten recuperar los adioses. Allí se me van llegando uno a uno mis amores, con besos hoy silenciosos que tendrán resurrecciones. Se me va poblando el cielo de rostros y corazones, se va volviendo mi hogar, llenándoseme de nombres.