Cada vez nos lo pasamos mejor en la ambulancia. Como siempre vamos los mismos... Y ya tenemos confianza con el conductor. Ayer me devolvió mi casette de Demis Roussos, que ya llevábamos una semana con el, y le dí uno de José Vélez, que pusimos para cantar todos durante el viaje, "ven a tomar, el vino nuevo de mi tierra nataaaal". En el viaje de ida me tocó el asiento de atrás, desde el que me pegaba las toñejas el paralítico, y me dí cuenta de que me gusta más porque tiene los cristales tintados. Así puedes hacer burla a los de la OTA sin que se den cuenta.
Se me va poblando el cielo de rostros y corazones, se va volviendo mi hogar, llenándoseme de nombres. No es ya un extraño país lejano en el horizonte, es cita donde me aguardan pupilas que me conocen, labios que me dieron besos, pieles que llevan mis roces. Se me va poblando el cielo de rostros y corazones, de gestos ya conocidos de amor, de abrazos que acogen, en los que revivir puedo amadas palpitaciones, y tantos y tantos sueños que aguardan consumaciones. Se me va poblando el cielo de rostros y corazones: me gusta saber que Dios prepara para los hombres Paraísos que permiten recuperar los adioses. Allí se me van llegando uno a uno mis amores, con besos hoy silenciosos que tendrán resurrecciones. Se me va poblando el cielo de rostros y corazones, se va volviendo mi hogar, llenándoseme de nombres.
Como los niños malos que buscan sentarse al final del autobús.
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