Pasando por Kueto en la ambulancia vimos a una señora salir del portal haciendo la señal de la cruz, pidiendo así el amparo divino frente a los peligros de la calle, y darse de la misma contra un señor muy grande que bajaba leyendo el periódico, con tan mala suerte que cayó de lado y se rompió la cadera.
- Toma, por idiota, dijo Conchi, la de Kabiezes.
A mi el comentario que pareció una de esas muestras de laicismo agresivo de las que tanto se queja Rouco, pero no dije nada, porque el entorno se llenó de una actividad que me dejó paralizados los vocablos y los músculos. El conductor bajó, metió a la señora en una camilla y en dos minutos estabamos de camino hacia el hospital con los lanzadestellos y las sirenas puestas, y Patro, la de San Juan, gritando como una loca que le pisara más.
Nos pasa cada cosa...
- Toma, por idiota, dijo Conchi, la de Kabiezes.
A mi el comentario que pareció una de esas muestras de laicismo agresivo de las que tanto se queja Rouco, pero no dije nada, porque el entorno se llenó de una actividad que me dejó paralizados los vocablos y los músculos. El conductor bajó, metió a la señora en una camilla y en dos minutos estabamos de camino hacia el hospital con los lanzadestellos y las sirenas puestas, y Patro, la de San Juan, gritando como una loca que le pisara más.
Nos pasa cada cosa...
Creo que el santiguarse le sirvió para que pasara rápidamente vuestra ambulancia para llegar prontísimo al hospital.
ResponderEliminarYa se sabe que la divina providencia siempre escribe en renglones torcidos.