En lo referente a la medicina, soy algo más que escéptico, o algo menos: soy indiferentista. Es decir, me da igual la medicina tradicional, que la oriental, que la natural, que la aromaterapia, que la hipnosis, que la magnetoterapia, que el biofeeback, que la homeopatía, que la musicoterapia, que la ozonoterapia, que la acupuntura, que la auriculoterapia, que la osteopatía o que una mezcla de todas ellas, o de dos o de tres. Todos sus avances me parecen maravillosos pero me da igual quien gane a quien. Y me hacen gracia los apóstoles de cada una de ellas, defendiendolas frente a las demás como quien defiende un credo.
Yo solo quiero curarme. Y me vendo a quien me pague. Vamos, que pago a quien me cure.
Siendo enfermo crónico, resabiado de probar como las vaquillas veteranas de las fiestas populares, sólo se quiere que te arreglen, porque ni siquiera tengo claro lo de que te curen y para ello sólo conviene pedir eficacia o eficiencia, que nunca tengo claro cual es cual, aunque conozco sus dos significados.. así que tampoco me importaría ponerme en manos de un hechicero eficaz o eficiente, lo que sea, pero que lo sea.
ResponderEliminarIría a Zambia a que me mordiesen 100 hormigas gigantes megarrabiosas, aunque acojonen, si sirviera.
Claro que no es tan sencillo como eso.
Toca ajo y agua y además, pagando.
Y no digo más palabrotas por respeto al titular del blog y sus lectores, pero serían más representativas de lo que quiero transmitir.