- Lali!!!, que se descoyunta!!
Lali, la fisioterapeuta encargada de la máquina de tracción, dormia placidamente una siesta mañanera mientras el paciente gritaba como un loco al ver que sus dos mitades se separaban, las piernas por allá y el tronco por acá.
- Uy, pues no que me he quedado traspuesta...
- Mujer, que todos los días te pasa lo mismo, que te he dicho mil veces que un día íbamos a tener un disgusto...
- Vamos hombre, que esto se arregla en un minuto.
La cosa era imposible, porque ya no había un enfermo, sino dos medios, que entregaron a la Facultad de Medicina para su estudio.
Pasado el mal rato, Lali se fue a echar una cabezadita.
Lali, la fisioterapeuta encargada de la máquina de tracción, dormia placidamente una siesta mañanera mientras el paciente gritaba como un loco al ver que sus dos mitades se separaban, las piernas por allá y el tronco por acá.
- Uy, pues no que me he quedado traspuesta...
- Mujer, que todos los días te pasa lo mismo, que te he dicho mil veces que un día íbamos a tener un disgusto...
- Vamos hombre, que esto se arregla en un minuto.
La cosa era imposible, porque ya no había un enfermo, sino dos medios, que entregaron a la Facultad de Medicina para su estudio.
Pasado el mal rato, Lali se fue a echar una cabezadita.
Pues la tracción es ideal, al menos mis cervicales lo agradecieron y no han vuelto a resentirse desde aquel golpe por alcance en el coche, que las descuajeringaron en la bajada al Colegio. Que yo, ingenua de mí, pensaba que iba a dar clase ese día como tantos otros y no que me iban a dar por detrás de esa manera.
ResponderEliminarClaro, que como todo, en exceso....Si al menos Lali se hubiera despertado después de aumentar unos centímetros la estatura del paciente, se podría haber dado por buena la cabezadita.
Siempre he pensado que no hay nada mejor puesto que el nombre de "paciente".