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Candace

¿Alguno sabe cómo se llama la hermana de Phineas y Ferb? Es una buena pregunta para el café de esta mañana. Seguro que no lo sabe nadie. Y se llama Candace, que es un nombre bien bonito.

Lo que pasa es que los guionistas de estas series intentan que no recordemos los nombres de los personajes que encarnan a seres envidiosos y resentidos, como la pobre Candace, que en realidad es una víctima de la creatividad e imaginación de sus hermanos.

Lo mismo pasó con la señora Oleson, la dependienta desagradable de La casa de la pradera, que ahora nadie sabe qué nombre tenía. Y está bien, porque si llamas a una hija como a ella, siempre aprovechan para hacer gracietas. Lo sé porque cada vez que presento a alguien a mi hija Mildred me contestan que qué graciosa, como la señora Roper.

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Las lágrimas se guardan para los entierros, y la vida hay que buscarla allí donde lo dejan a uno. En una casa buena de Cádiz o en el infierno. Donde sea, donde se pueda El asedio, de Arturo Pérez Reverte Esta es la sabiduría de Felipe Mojarra, salinero, de la Isla, de barro hasta las rodillas y que pelea contra el francés, en el año de 1811, en la Bahía de Cádiz, sin saber por qué. Y esa es la que buscaré compartir con vosotros cada mañana desde este rinconcito de la red. ¡Qué gusto volver a escribir!
Se me va poblando el cielo de rostros y corazones, se va volviendo mi hogar, llenándoseme de nombres. No es ya un extraño país lejano en el horizonte, es cita donde me aguardan pupilas que me conocen, labios que me dieron besos, pieles que llevan mis roces. Se me va poblando el cielo de rostros y corazones, de gestos ya conocidos de amor, de abrazos que acogen, en los que revivir puedo amadas palpitaciones, y tantos y tantos sueños que aguardan consumaciones. Se me va poblando el cielo de rostros y corazones: me gusta saber que Dios prepara para los hombres Paraísos que permiten recuperar los adioses. Allí se me van llegando uno a uno mis amores, con besos hoy silenciosos que tendrán resurrecciones. Se me va poblando el cielo de rostros y corazones, se va volviendo mi hogar, llenándoseme de nombres.