La ponencia 2 la dio un experto en comunicación, de esos cantamañanas que contratan los políticos mediocres para que les construyan el discurso que no tienen, y los políticos brillantes para que les faciliten cada mañana en el desayuno un dossier de prensa, y los políticos normales para que dirijan su gabinete de ocurrencias.
Me intento concentrar en lo que dice, pero es difícil, porque lleva corbata rosa, y porque el experto en comunicación, interna, de uno con su interior, y externa, con su exterior, y horizontal, con el vecino de tu mismo piso, y vertical, con el de arriba, y transversal, a través del patio, y de todo, termina todas las frases diciendo ¿vale?. Y dice muchas frases. De hecho, solo dice frases. Frases hechas. Que escuché mil veces antes y en mil sitios distintos Al aparecer las dispositivas dice cosas como bueno, esto ya está en los materiales, lo salto, ¿vale?, simplemente, decir que es importante, ¿vale?. Y esto también, ¿vale?, lo leéis, ¿vale? Esto si que es importante, ¿vale? la comunicación interna, ¿vale?, primero, soluciona problemas, ¿vale?, segundo, mejora la imagen de la empresa, ¿vale?, y además muchás más cosas, ¿vale?, vale, venga, otra cosa, ¿vale?.
Pasado el estupor inicial, y convencido de que no iba a aprender nada en ese rato, dejé de atender y me puse a contar los vales: 314,
Con esa estadistica en la mano, me quejé amargamente a la organización, que me agradeció mucho la aporación, y que me dijo que el ponente había cumplido con los objetivos establecidos en el plan de mejora, porque la semana anterior, en la misma charla, en Murcia, lo había hecho 543 veces, y en lugar de un idiota se habían quejado tres.
Así que tan contentos, oye. El hecho es que los problemas no existen, en sí, porque siempre, y todo, podría haber sido peor.
¿Vale?
Me intento concentrar en lo que dice, pero es difícil, porque lleva corbata rosa, y porque el experto en comunicación, interna, de uno con su interior, y externa, con su exterior, y horizontal, con el vecino de tu mismo piso, y vertical, con el de arriba, y transversal, a través del patio, y de todo, termina todas las frases diciendo ¿vale?. Y dice muchas frases. De hecho, solo dice frases. Frases hechas. Que escuché mil veces antes y en mil sitios distintos Al aparecer las dispositivas dice cosas como bueno, esto ya está en los materiales, lo salto, ¿vale?, simplemente, decir que es importante, ¿vale?. Y esto también, ¿vale?, lo leéis, ¿vale? Esto si que es importante, ¿vale? la comunicación interna, ¿vale?, primero, soluciona problemas, ¿vale?, segundo, mejora la imagen de la empresa, ¿vale?, y además muchás más cosas, ¿vale?, vale, venga, otra cosa, ¿vale?.
Pasado el estupor inicial, y convencido de que no iba a aprender nada en ese rato, dejé de atender y me puse a contar los vales: 314,
Con esa estadistica en la mano, me quejé amargamente a la organización, que me agradeció mucho la aporación, y que me dijo que el ponente había cumplido con los objetivos establecidos en el plan de mejora, porque la semana anterior, en la misma charla, en Murcia, lo había hecho 543 veces, y en lugar de un idiota se habían quejado tres.
Así que tan contentos, oye. El hecho es que los problemas no existen, en sí, porque siempre, y todo, podría haber sido peor.
¿Vale?
Hay conferenciantes que deberían estar multados por el Código Penal.
ResponderEliminarHay organizadores que deberían ser colgados por los pulgares, en la plaza pública de la cuidad donde ofrecen semejantes programas.
Por desgracia todos hemos sufrido y sufriremos charlas de ese tipo.
Se arreglaría si perdiendo la paciencia y olvidándonos de los buenos modales, una mayoría nos levantáramos y haciendo un llamativo corte de mangas hacia la ponencia, nos fuésemos de la sala diciendo todos a una:
"Esto es un pitorreo hacia nuestra inteligencia, prepárese ande!"
No puede ser que mantengamos la educación cuando se están riendo a la cara, cobran por ello y hacen perder el tiempo a un grupo de personas de buena voluntad, motivadas hacia el tema y seguramente más capaces de sacarlo adelante con mayor dignidad que el de la mesa.
Y eso que has hecho lo debido, pero ya te la han metido doblada.