Siguiendo con el sexo, nos vamos de Málaga a Valencia. de los bomberos y policías a los maestros y consejeros.
Si mi hijo fuera valenciano estaría deprimido, porque lo que más le gusta del Instituto es cuando va la sexóloga a hablar. A hablar de sexo, claro, y de relaciones sexuales, esas que tiene tanto que ver con el sentido común y de las que tanto saben los policías municipales y los bomberos de Málaga desde que el Ayuntamiento se preocupa por su formación.
Y la depresión se explica porque en Valencia han decidido suspender los PIES (Programas de Intervención en Educación Sexual), al parecer, porque, según la Consejería, el lenguaje que se utilizaba era tan técnico, que los chicos y chicas no se enteraban de nada.
Ya me extraña.
Uno, que tiene tendencia a pensar mal, sabe que el Gobierno Valenciano no es como el resto de gobiernos heréticos de España, y en conseciuencia, no hace oídos sordos a los mensajes que les lanzan desde el Arzobispado. Este, aplicando aquello de que el mayor enemigo de la humanidad en este momento es el laicismo galopante y la secularización no menos galopante, dijo que las clases de educación sexual que imparten los técnicos de la Consejería de Sanidad ofrecían una visión muy reduccionista del ser humano.
Claro. Observaban al ser humano desde la reducida óptica de su ser sexuado.
Como reducida es la óptica de la Biología, que observa al ser humano a través del microscopio, que fíjate que es reducido, para ver sus células.
Como reducida es la óptica de la materia de Historia, que observa al ser humano sin fijarse en su sexo sino en las guerras que promueve y en los tratados con los que pone fin a aquellas, entre otras cosas.
La visión amplia del ser humano se la da a los alumnos su el sentido común, una tutora cojonuda, la convivencia con otros, la pericia del maestro... cosas de las que no entienden nada ni el Arzobispo ni Camps.
Puñetera malsana afición de hablar de lo que no se sabe!!!
ResponderEliminarQue mira que ha ocurrido esto una y otra vez a lo largo de la historia del ser humano.
Por suerte, la sabia humanidad, tira hacia adelante pese a los palos en la rueda de sus jerarcas.
A veces, alguno de éstos -de sus jerarcas- se salva; también es verdad.No caigamos en el recurso fácil de la generalización.
Sólo a veces.