Ahora que la UE va destinar 50 millones de euros a un programa de protección del lince ibérico y que el atún rojo empieza a dar señales de recuperación, a lo mejor podemos empezar a pensar en las personas.
Se me va poblando el cielo de rostros y corazones, se va volviendo mi hogar, llenándoseme de nombres. No es ya un extraño país lejano en el horizonte, es cita donde me aguardan pupilas que me conocen, labios que me dieron besos, pieles que llevan mis roces. Se me va poblando el cielo de rostros y corazones, de gestos ya conocidos de amor, de abrazos que acogen, en los que revivir puedo amadas palpitaciones, y tantos y tantos sueños que aguardan consumaciones. Se me va poblando el cielo de rostros y corazones: me gusta saber que Dios prepara para los hombres Paraísos que permiten recuperar los adioses. Allí se me van llegando uno a uno mis amores, con besos hoy silenciosos que tendrán resurrecciones. Se me va poblando el cielo de rostros y corazones, se va volviendo mi hogar, llenándoseme de nombres.
Me parece una idea excelente y mira que no es nueva.
ResponderEliminarAdemás sale muchísimo más barato que lo del lince.
Con sólo sonreír más, escuchar mirando a los ojos y pensar en cómo tener más contentos a los que se tiene cerca, es suficiente.
Parece sencillo, la dificultad está en que nos concentramos cada uno en nosotros mismos y ahí es donde falla la cosa.
Por qué será siempre que el problema de la teoría es llevarla a a práctica.