Desde el día de ayer he recibido múltiples llamadas de personas inquiriendo por la existencia en mi casa de un departamento de recogida de la basura de las papeleras de los cuartos. Confirmo su existencia. Somos de los que piensan que la basura, cuanto más repartida, mejor, de manera que esta máxima inspira el sistema de recogida de residuos sólidos urbanos interiores que opera en mi casa.
Cuando era pequeño vivía en un piso de 200 metros cuadrados, y la basura estaba ubicada en la cocina, adonde, aunque estaba lejos, íbamos todos a depositar los desechos propios de nuestras actividades.
Ahora vivo en una casa de 100 metros cuadrados y tengo nueve depósitos de basura, tres en la cocina, que recogen residuos de distinta naturaleza; uno en cada uno de los dos baños, para recoger residuos propios de la higiene corporal, de hombres y mujeres y los que son de ambos insistintamente; otro en el salón, para recoger todo tipo de porquerías, desde bolsas de riskettos hasta tronchos de pera; y otro en cada uno de los tres dormitorios. Estos últimos también recogen desechos de todo tipo, dado el carácter asilvestrado de mis hijos y la poca educación que les vienen dando sus padres, entre los que me incluyo.
De manera que tengo la mierda bien distribuida por toda la casa (mi hija, además, practica el baloncesto, pero solo con los güitos de los albaricoques y con los papeles, y con poca fortuna, olvidándose después de enmendar sus errores), y con una densidad de desperdicios por metro cuadrado infinitamente mayor que en mi infancia, aunque somos algunos habitantes menos.
Como no podía más, llamé al Ayuntamiento, y ví que para familias como la mía existe un servicio extraordinario, de manera que cuando toca recoger, entra un vehículo barredor - aspirador pequeñito de esos de la calle y hace su trabajo subiendo y bajando por las escaleras.
Ya es otra cosa, oye.
Cuando era pequeño vivía en un piso de 200 metros cuadrados, y la basura estaba ubicada en la cocina, adonde, aunque estaba lejos, íbamos todos a depositar los desechos propios de nuestras actividades.
Ahora vivo en una casa de 100 metros cuadrados y tengo nueve depósitos de basura, tres en la cocina, que recogen residuos de distinta naturaleza; uno en cada uno de los dos baños, para recoger residuos propios de la higiene corporal, de hombres y mujeres y los que son de ambos insistintamente; otro en el salón, para recoger todo tipo de porquerías, desde bolsas de riskettos hasta tronchos de pera; y otro en cada uno de los tres dormitorios. Estos últimos también recogen desechos de todo tipo, dado el carácter asilvestrado de mis hijos y la poca educación que les vienen dando sus padres, entre los que me incluyo.
De manera que tengo la mierda bien distribuida por toda la casa (mi hija, además, practica el baloncesto, pero solo con los güitos de los albaricoques y con los papeles, y con poca fortuna, olvidándose después de enmendar sus errores), y con una densidad de desperdicios por metro cuadrado infinitamente mayor que en mi infancia, aunque somos algunos habitantes menos.
Como no podía más, llamé al Ayuntamiento, y ví que para familias como la mía existe un servicio extraordinario, de manera que cuando toca recoger, entra un vehículo barredor - aspirador pequeñito de esos de la calle y hace su trabajo subiendo y bajando por las escaleras.
Ya es otra cosa, oye.
Mira que esparció bien sus genes el tal Diógenes!!¡Puñetera tendencia que tenemos a no desprendernos de la mierda!
ResponderEliminarClaro que, ya veo que tu caso es un poco peor; que no te acabas de desprender de ella, pero que existe en tí un trasfondo de regustillo inconsciente de que así sea ¿A qué, si no, tantas facilidades, ubicando contenedores varios por doquier???!
Míratelo, Mendi! Y manda a la mierda, todos los cubiles que no sean los tres básicos. ¿O son cuatro???
Sólo a ti se te ocurre hacer ese minucioso recorrido y con tanta gracia por una situación tan cotidiana.
ResponderEliminarPensando en mi casa, me ganas: en una, porque somos un hijo menos; en otra porque evito la del salón, aunque no los restos en platos encima de las mesitas.
Y por otra parte, te supero con mucho porque tengo una peluda de cuatro patas esparcidora de pelos, juguetes y pelotas, residuos varios que trae entre las melenas del parque y algún calcetín que saca de la lavadora.
Si además le pones la guinda al pastel: la señora que nos ayuda en casa está de baja desde hace 15 días y las pocas ganas que tenemos los demás de sacar la aspiradora y el trapo de polvo a funcionar.....corren las pelusas haciendo círculos por el pasillo igual que en el desierto en las películas del Oeste.
Siempre pienso, pero en estos casos más, lo poquísimo que está valorado y reconocido el trabajo del ama de casa o el de las trabajadoras del hogar. Todos los días dejando todo impecable, para volverlo a hacer al día siguiente y como en tantas cosas, para no echarlo en falta hasta que deja de hacerse.
A ver si definitivamente nuestros alumnos actuales diseñan el robot de limpieza clonado de cada señora de la casa, nos sacan de la crisis económica y se aplica un sueldo vitalicio y sustancioso para todas las señoras (y algún señor) que se ocupaban de esos cargos hasta entonces.
Bienaventurados los que pueden vivir entre montañas de papeles, residuos de diossabequé, pelusas y montones de ropa por doquier...soys los elegidos. A mi, mi neurosis no me lo permite. Simplemente sufro que te cagas. Ya sabes:si no puedes poner orden en tu vida, prueba a ordenar tu casa(sale más barato que la visita al psicólogo)...
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