La globalización es lo que tiene. Se acerca Halloween, y un centro comercial de Bilbao anuncia que del 21 al 31 de octubre todos los niños que vayan se lo van a pasar estupendamente entre brujas y fantasmas, con un miedo que te cagas, lo cual es una contradicción que hay que creerse, lo mismo que hay gente que disfruta viendo películas de terror, que es una patología como otra cualquiera.
Y luego vas a la frutería a por unas mandarinas para pasar la tarde y tienen en los expositores unas calabazas decoradas.
Y vas diciendo hay que joderse con la globalización y los yanquis.
Y luego te dicen en una reunión que qué pintan unos niños de Santander tocando el tambor en octubre, cuando eso de la tamborrada es una fiesta de enero, guipuzcoana, más en concreto de la parte de allí de Gipuzkoa, pegando a la frontera con Francia.
Y yo digo que pintan lo mismo que pintaré yo el domingo disfrazado de esqueleto.
Así que que toquen los cántabros el tambor.
Y que bailen sevillanas los de Batasuna, a ver si se les alegra la cara de una puta vez.
La globalización está para eso.
Y luego vas a la frutería a por unas mandarinas para pasar la tarde y tienen en los expositores unas calabazas decoradas.
Y vas diciendo hay que joderse con la globalización y los yanquis.
Y luego te dicen en una reunión que qué pintan unos niños de Santander tocando el tambor en octubre, cuando eso de la tamborrada es una fiesta de enero, guipuzcoana, más en concreto de la parte de allí de Gipuzkoa, pegando a la frontera con Francia.
Y yo digo que pintan lo mismo que pintaré yo el domingo disfrazado de esqueleto.
Así que que toquen los cántabros el tambor.
Y que bailen sevillanas los de Batasuna, a ver si se les alegra la cara de una puta vez.
La globalización está para eso.
Pues eso debe ser, la culpa la tiene la globalización cuando ayer felicité a un Pedro en lugar de al otro y luego convertí el día en el cumpleaños de Pedros.
ResponderEliminarHombre, ese motivo me alivia más que el despiste consustancial a mi persona de dar a la tecla de al lado de la que es.
Y luego pensé que podía dejarlo como una costumbre para hacer de vez en cuando, la de mandar una felicitación y unos aplausos, en un día cualquiera, para felicitarle a ese amigo porque en ese día en su vulgaridad cotidiana, algo habrá hecho importante y no suficientemente celebrado.