Como los trabajadores de Promoción Madrid, empresa publica dependiente del ayuntamiento de la capital de Reino, se llevaban muy mal, y como hacer el tonto juntos une bastante, los de recursos humanos decidieron organizar un curso para que aprendieran a caminar unidos por una cuerda que previamente habrían metido por dentro de la ropa de cada uno. Otras actividades eran pegar tiros juntos en una galería, y jugar a los refranes, como por ejemplo, a quien de tu departamento aplicarías aquello de la mujer y la sartén en la cocina estén.
Pero entre que la cuerda raspaba mucho, que a la mitad lo de disparar, si no era al culo del jefe, le parecía una pérdida de tiempo, y que lo de los refranes olía a rancio que echaba para atrás, la evaluación del curso fue bastante negativa, y los trabajadores salieron odiándose más que cuando entraron. Y no digamos lo que odiaban a los de Recursos Humanos.
A estos últimos les dieron un premio por gastarse 16000 euros, la cuarta parte del presupuesto de formación, en día y medio de hacer el tonto sin ningun resultado.
Y los contribuyentes madrileños están muy contentos viendo lo bien que se gastan las perras.
Pero entre que la cuerda raspaba mucho, que a la mitad lo de disparar, si no era al culo del jefe, le parecía una pérdida de tiempo, y que lo de los refranes olía a rancio que echaba para atrás, la evaluación del curso fue bastante negativa, y los trabajadores salieron odiándose más que cuando entraron. Y no digamos lo que odiaban a los de Recursos Humanos.
A estos últimos les dieron un premio por gastarse 16000 euros, la cuarta parte del presupuesto de formación, en día y medio de hacer el tonto sin ningun resultado.
Y los contribuyentes madrileños están muy contentos viendo lo bien que se gastan las perras.
Si es que la innovación está muy bien, pero con cabeza.
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