Como se acercaba el 1 de septiembre, y hacer limpieza en mi vida me daba una pereza enorme, he hecho limpieza en la cocina, y he tirado a la basura siete mantelitos individuales de hule con dibujos de frutas y verduras que compramos para estimular el consumo de vegetales entre nuestros hijos pero que, después de que comieran judías y espinacas a todas horas, habían perdido su utilidad; otros siete mantelitos individuales de caña que nos trajo mi suegra de Thailandia, porque me recordaban a Thailandia, y a mi suegra, un poco; dos juegos completos de café, porque ya vemos que nunca vendrán a casa a tomar café dos unidades completas del ejército sirio antes de ir a Afganistán; siete frascos de vidrio que guardábamos para embotar bonito, porque, puestos a hacer memoria, nos hemos dado cuenta de que jamás hemos embotado bonito, ni nada; un escurreverduras que me regaló Carmelo (perdóname, Carmelo) porque ahora compramos la verdura escurrida, en bolsas, en plan Rodríguez, y porque cada vez que lo sacaba del fondo del armario, rompía una copa que estaba delante, y me cagaba en la madre que parió al escurreverduras; un quemador de natillas para hacer crema catalana, porque no nos gusta a ninguno la crema catalana tanto como para tener un quemador cogiendo polvo, con lo que pesa; los aparejos de plástico del lavavajillas, cientos de piezas grises por si se rompen las originales, que nunca se rompen; dos cafeteras de Oroley pequeñitas porque desde que tengo Nespresso y participo de la burguesía cafetera mundial hago cafés a la carta, y no de campamento; cuatro fuentes de porcelana que he sido incapaz de separar una de otra debido a que algún fenómeno geológico las ha unido para siempre después de pasar diez años juntas en el fondo del armario de arriba del todo; y siete copitas de licor con el escudo del Athletic que le provocaban urticaria a mi mujer, cuya familia ha sido del Espanyol de toda la vida.
Una metáfora de mi vida, y de la de tantos.
Ya veréis cuando me ponga a limpiar de verdad.
Una metáfora de mi vida, y de la de tantos.
Ya veréis cuando me ponga a limpiar de verdad.
Por qué me resultará tan familiar la escena...??!!
ResponderEliminarOye, sin ánimo de revolver ¿No se te habrá ido la mano con el escurreverduras??? Es que yo lo uso bastante; pese a las lechugas gurmet..., cuatro estaciones... Y una amiga mía, hasta lo usa de centrífuga para prendas de ropa pequeñas. Bueno, si te arrepientes, creo que los tienen en IKEA.
Buen 1 de Septiembre (mierda de fecha!!!!)
Estoy con Blanca, lo del escurreverdura me ha conmocionado.
ResponderEliminarA mi también me cuesta un huevo sacarlo cuando lo necesito, por que está encajado entre cazuelas y en un cajón enorme para abrir ¡pero viene tan bien para escurrir pasta!.
Creo que jamás lo he usado con verduras.
Ya se sabe que desde el punto de vista del Feng Shui, lo mejor para renovar la energía de la casa y de sus habitantes es deshacerse de lo superfluo, lo que no se usa. Notarás en casa que fluye el chi ( la energía) y que todo va mejor. Por si no lo sabes, tampoco hay que usar nada que este golpeado o picado, así que te doy nuevas ideas para seguir con la limpieza.
Ya me da envidia lo que has hecho, el día que empiece con todo lo que puedo tirar, conseguiré tal corriente de energía positiva por la casa, que tendré que agarrarme a los marcos de las puertas para que no me arrastre.
¿Por qué tenías 7 unidades de todo?
ResponderEliminar¿Por qué tenías 7 unidades de todo?
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