Le han pedido a Fernando Amorebieta que medite bien si quiere ser internacional con Venezuela. Amorebieta es un futbolista, y que un futbolista medite es tan raro como que un adolescente diga sí. Los futbolistas juegan. Al fútbol, a la play, y a la pocha, la mayoría.
Así que el que se puso a meditar fue el periodista que se hacía eco del asunto. Y luego, fruto de la meditación, escribió el artículo, dando razones a favor, una, y en contra, media docena, para aceptar la invitación a jugar con la selección de la República Bolivariana. Por si a Amorebieta le da por meditar, que no se canse.
Que si el jet lag, que si con tantas idas y venidas te van a quitar el sitio en tu equipo... Se olvidó de la más poderosa razón en contra: los futbolistas de Venezuela están obligados, en las concentraciones, a escuchar sin botijo los discursos televisados del presidente Chávez, que duran varias horas, para luego traducir su verbo poderoso en hechos sobre el césped, apóstoles como son de la revolución bolivariana.
Yo no me lo pensaría mucho.
Así que el que se puso a meditar fue el periodista que se hacía eco del asunto. Y luego, fruto de la meditación, escribió el artículo, dando razones a favor, una, y en contra, media docena, para aceptar la invitación a jugar con la selección de la República Bolivariana. Por si a Amorebieta le da por meditar, que no se canse.
Que si el jet lag, que si con tantas idas y venidas te van a quitar el sitio en tu equipo... Se olvidó de la más poderosa razón en contra: los futbolistas de Venezuela están obligados, en las concentraciones, a escuchar sin botijo los discursos televisados del presidente Chávez, que duran varias horas, para luego traducir su verbo poderoso en hechos sobre el césped, apóstoles como son de la revolución bolivariana.
Yo no me lo pensaría mucho.
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